El 15 de julio se estrena la quinta temporada de “Breaking Bad”

Cuando un actor se hace famoso gracias a un personaje carismático al cual interpreta, es muy difícil desligarse de esa caracterización, y a menos que el destino te sonría como a Harrison Ford o Will Smith, puedes acabar encajonado en tu personaje, o en el mejor de los escenarios todos te identificarán por la más popular de tus actuaciones, reduciéndote a la involuntaria unidimensionalidad.  Hugh Laurie, Charlie Sheen, Jorge García, son ejemplos de actores que deberán usar todos sus recursos para dejar de ser Dr. House, Charlie Harper y el Guatón de Lost, respectivamente. Claro, podría ser peor. Podrías acabar como Luke, perdón, como Mark Hamill.

Un actor que se ha ganado el respeto de la audiencia por salirse del personaje que lo popularizó y mostrar talento tanto para la comedia como el drama, es Bryan Cranston. Conocido inicialmente como el papá de Malcolm, no se encajonó en este divertido pero delirante jefe de familia, para protagonizar la magnífica serie Breaking Bad, donde interpreta a Walter White, un talentoso  profesor de Química que, tras enfermarse de cáncer pulmonar, decide usar su mal valorado talento para volverse un cocinero y vendedor de metanfetaminas, para pagarse sus gastos médicos y dejarle dinero a su familia. Completan el elenco su abnegada esposa Skyler, su hijo discapacitado Walter Junior, el pomposo y charlatán abogado Saul, su cuñado de la DEA Hank, y por supuesto, su ex alumno y experto en el negocio de la droga, Jesse Pinkman, famoso por terminar sus frases siempre con un “yo” y tratar a todos de “bitch”.

La serie parte con algunos elementos de tragicomedia para luego volcarse al drama más crudo y visceral, sometiendo al actor principal a una serie de transformaciones físicas y psicológicas que hacen ver al papá de Malcolm mucho más lejano aún. Con un corrupto villano chileno, con el Cartel mexicano involucrado, Walter White, Heisenberg o el experto en cristales de Metanfetamina, se hundirá cada vez más en un lodazal de crímenes y mafias del que aparentemente no podrá salir. El cómo su familia y cercanos encajarán esto, es casi mucho más interesante que sus peripecias en el bajo mundo. Por eso, cuando muchas personas dicen que la inminente quinta temporada es inútil, debo sinceramente discrepar.

Muchos dicen que todos los cabos sueltos se solucionaron en el épico final de la cuarta temporada. Es verdad, en cierto sentido. Murió el malo, todo el cartel Mexicano fue aniquilado, pasó el peligro, Walter y Jesse se abuenaron, y ya no existe la apremiante necesidad económica. Sin embargo, ahora queda lidiar con la mayor de las amenazas: Skyler, quien necesitó de toda su capacidad de perdón y comprensión para aceptar que su esposo es un traficante y fabricante de drogas, ahora deberá lidiar con que también es un asesino, y está metido hasta el cogote en un montón de caca de la que ella solo conoce un mínimo porcentaje. Si Walter cruzó esa línea ¿Qué otras habrá cruzado, y cuáles más cruzará? ¿Le habrá mentido en más cosas? ¿Es seguro que ella y su familia permanezcan al lado de alguien tan peligroso? Esas son las dudas principales de la serie, más allá de si derrotarán al villano o no. Y podremos conocer las conclusiones a partir del 15 de julio, donde comenzará la quinta y última temporada.

Y ese es a mi juicio otro de los secretos del éxito y calidad de la serie. A pesar de la buena recepción y crítica, los creadores han decidido mantenerla y terminarla en la quinta temporada, a diferencia de otras series exitosas como Lost o House MD, que optan por alargarla, bajando notoriamente en su calidad por razones comerciales. Así que atentos, porque este promete ser un final que no decepcionará, como ha pasado con series más populares.

©Felipe Tapia, un crítico imposible de no querer.

En Twitter:  @janquing

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