Crítica de cine: Tren bala

 Crítica de cine: Tren bala

Antes cuando escuchaba el término “Es un humor muy gringo”, no entendía bien a lo que se referían. Pensaba, de manera muy sincera,  “¿Acaso la mayoría de películas que consumimos no vienen de estados unidos?”, sin embargo, luego de pensar un largo rato, creo que se refieren: a violencia sin sentido, chistes de gente cayéndose o siendo golpeada sin un ¨timing¨ que de muchas risas, juego de palabras irreverentes, y chistes de pedos. La verdad es que acabo de resumir el nuevo filme “Tren Bala”, excepto por la parte de chistes de pedos, estoy ante la agradable sorpresa que no tenía ninguno.

            Basado de la novela de Kotaro Isaka, escrita por Zak Olkewicz, se estrena esta película con varios protagonistas, siendo Brad Pitt uno de los más importantes. Obviamente el blanco lo es, que tonto de mí por pensar de otra forma. La verdad es que la premisa y los primeros minutos de la película son atrapantes, vemos a un personaje llamado El Padre frente a la cama de su hijo, llorando porque a su niño lo han arrojado de una azotea y está en coma. Las tomas son atrapantes, los colores variados y vibrantes, sin embargo esto dura poco y pasamos a quien está más grande en el poster promocional: Brad Pitt como Ladybug.  Supongo que ya lo han notado: ningún personaje tiene un nombre real, solo ¨codenames¨, pues funciona como una película de parodia y tributo a la vez de los filmes de acción; de todas formas, Ladybug tiene la misión de robar un maleta en un tren bala japonés, otros personajes deben proteger aquel objeto, El Padre entra al Tren Bala, pues una misteriosa mujer que arrojó a su hijo tienes planes con él.

            De partida nos muestran distintos tipos de personajes, cada uno con sus propias metas que chocan con los objetivos de otros, por lo que en un principio da la sensación de que no hay buenos ni malos. . . Esa premisa no dura mucho y todo se mezcla en un filme de venganza, con obviamente los ¨no tan buenos, pero buenos al final de todo¨ contra los  ¨Malos¨; por lo cual he escuchado a muchos decir que es como una película de Tarantino, pero eso no podría estar más alejado de la verdad.  El cine de Tarantino parece, a primera vista, irreverente o sin ninguna meta, pero la verdad es que cada una tiene una manera distinta de manejar a sus personajes, los cuales son bien redondos, y tiene un análisis de distintas capas sobre la venganza. En esta película, los personajes no son realmente redondos, si hay un personaje mujer te lo hacen notar, pues o va estar usando un traje rosa (que no entiendo como los personajes, viviendo en Japón, o habiendo estado un buen rato en aquel lugar, no ven que no pertenece a ninguna escuela), o usando un traje de azafata. Igualmente, la personaje mujer más importante dice a cada rato que es una chica, una chica linda e inocente, una chica manipuladora, una chica poco valorada, una chica que tiene que valerse por ella misma, cielos me he cansado de escribir chica tantas veces. El punto es que hacen notar que hay una gran diferencia entre ellas y ellos; destacan como una excepción cuando hacen algo relevante para la trama, el filme grita que esto es una excepción y no algo que pase de manera común, en otras palabras, no es un status quo. Claro, la película quiere que pienses que los agentes son tan increíbles que pelean con veinte personas y les ganan igual, pero tiene que parar para decir que lo hizo una mujer y no un hombre.

 ¡Vaya manera de marcar la igualdad!

            Todos los personajes son unidimensionales, que de una forma es la idea de la película para hacer parodia de los filmes de acción, incluso uno de los personajes se burla de estas diciendo que son solo dos horas de violencia. Sí, la película misma sabe lo que está haciendo, el problema cae mucho en que espera que nos encariñemos, cuando ellos ya han demostrado que son personajes unidimensionales, la verdad es que solo me sentí mal por el personaje del Padre, ya que es uno de los que se siente más real.

            Cabe notar que como pasa en Japón, hacen ver la cultura como “extraña” cuando muestran animés, los baños e incluso la gente que trabaja en el tren. Si hay un personaje de otra etnia, te lo harán notar exagerando que es mejicano o que es negro. De hecho hay chistes de un asesino mejicano, que sorpresa, sorpresa, es el dueño de un cartel e incluso hay dos personajes que dicen ser gemelos, pero uno es negro y el otro blanco. Viva la igualdad.

            También la duración del filme le hace poco favor, es larga o se siente muy extensa, sobre todo en el tercer acto, incluso hay chistes cuando, por así decirlo, la cosa se pone seria y no escuché, de un cine repleto de personas, a alguien reírse en aquellas partes.

            Hay que admitir que la película es dinámica, por lo menos, como mencionado antes, en su acto final, puede ser entretenida, incluso puede que muchos la amen por lo que es, y está bien, si alguien le gustó, lo envidio pues yo no pude hacer lo mismo. Supongo que es humor muy gringo para mí.

            Escrito por Pedro Ascui.

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