Crítica de cine: “Shazam!”

 Crítica de cine: “Shazam!”

Hay ocasiones en las que el cine de superhéroes, si lo podemos clasificar como un subgénero, ha logrado llegar a alturas sobresalientes y contarnos historias trascendentales, o al menos incluir temáticas más “profundas”, como lo hicieron las primeras películas de X-Men, en una evidente metáfora heredada del cómic sobre la lucha entre negros y blancos (o mutantes y humanos en este caso). La trilogía de Batman dirigida por Nolan es otro ejemplo de una cinta de superhéroes donde se llegó más allá de la mera entretención, algo que también podemos ver en “Watchmen”.

Sin embargo y para ser honestos, el cine de superhéroes tiene como objetivo general entretener, hacer sentir al espectador como un niño que puede ver a sus personajes romper las barreras de la física o la imaginación, y acompañarlos en una aventura increíble. Y eso es algo que los creadores de “Shazam” entendieron a la perfección.

La historia comienza con un pequeño niño de nombre Thaddeus, quien mientras va en el auto con su padre y hermano, es llevado a una cueva donde está el gran hechicero Shazam. Este le dice que si es digno tendrá sus poderes, y la misión de combatir a los 7 pecados capitales (unos seres monstruosos y malvados). Thadeuus no es digno lamentablemente, pero se obsesionará con tener los poderes del mago. Este mientras, seguirá en búsqueda de un campeón a quien dar su poder para ser el protector del mundo.

Años después conocemos a Billy Batson, un huérfano que llega a un nuevo hogar después de haber escapado de muchos lugares, pues quiere encontrar a su madre. En este hogar encontrará a su amigo Freddy, quien es un gran admirador de superhéroes como Batman, Superman y Aquaman. Un día, después de defender a Freddy de unos matones, Billy es encontrado por el mago Shazam quien le da sus poderes. Con esto, Billy se transforma en un adulto con poderes similares a los de Superman… pero un Superhombre con la mente de un niño de 14 años.  Esto por supuesto traerá una serie de problemas al protagonista, que no sabrá bien al comienzo qué hacer con sus poderes ni cómo usarlos (vaya responsabilidad para un niño que toda su vida ha estado perdido). Y claro, como muchas personas lo harían en la vida real, al principio Billy aprovechará sus poderes para pasarlo bien y en beneficio propio, hasta que se verá obligado a hacerse responsable.

Así es como esta nueva cinta es bastante refrescante, llena de momentos hilarantes, con tres personajes protagónicos que desbordan simpatía a través de la pantalla, aunque también es justo decir que los personajes secundarios también son muy buenos, incluyendo al vilano interpretado por el gran Mark Strong.

Cabe mencionar que el director de esta cinta es el sueco David F. Sandberg, quien se hizo conocido hace algunos años por su cortometraje “Lights out” que fue furor en Youtube (aquí lo pueden ver). Tan famoso fue el corto, que le abrió las puertas de Hollywood para hacer la versión en largometraje y luego dirigir “Annabelle creation”. Esto da cuenta de un director joven y con una mirada nueva, gran conocedor del mundo de las redes sociales y del lenguaje actual del cine.

Shazam se plantea honestamente y sin tapujos como una cinta cuyo fin es entretener, y lo logra de principio a fin, con una serie de diálogos y escenas memorables, que disfrutarán de igual manera los fans del personaje como quienes recién lo conocerán con la película. También la narrativa nos recuerda mucho al concepto de Peter Pan, en cuanto a lo mucho que cuesta dejar de ser niño para algunos, y cómo nos aferramos a las fantasías propias de esa etapa.

Y solo por ser quisquilloso (sorry) me quedó una gran duda que no puedo dejar de preguntar (esto es un mini spoiler pero no es muy relevante): se supone que a Billy el primer poder que le dan es la sabiduría de Salomón (La palabra SHAZAM es justamente por la Sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, la valentía de Aquiles y la velocidad de Mercurio ), pero el héroe se sigue comportando como si fuera solo un niño. Sé que esto se ve más claro en los cómics, pero acá es un elemento ausente. Es como si se hubieran acordado de todos los demás poderes, menos de este…  porque claro, se habría perdido mucho del elemento que hace al personaje gracioso. Esto no le quita peso a la cinta, solo un poco de coherencia… pero bueno, es una película para pasarla bien, y eso lo logra con creces.

Probablemente no es la mejor película de superhéroes que se haya hecho, pero sin dudas es una de las más honestas y divertidas del último tiempo.

Por Juan Carlos Berner

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