Crítica de cine: “Minions”
Los minions son criaturas que nacieron hace millones de años, mucho antes que los seres humanos. Su mayor interés en la vida, la razón de su existencia, es servir a los seres malvados; mientras más perversos y grandiosos mejor. Así pasan milenios hasta que de pronto se quedan sin un maestro a quien servir, y se ven exiliados a una fría zona. Los minions se transforman en seres desolados y pierden las ganas de vivir.
Un día uno de ellos, Kevin, decide que ya es tiempo de salir de esa situación, y se embarca en la aventura de buscar un nuevo amo, alguien tan malvado que sea digno de servir. En esta odisea lo acompañarán el entusiasta Bob y el alocado y hambriento Stuart. Así es como llegan a Nueva York, a mediados de los años 60, lugar donde descubrirán a la más grande criminal del mundo, Scarlett Overkill, quien los tomará como ayudantes y les encomendará una tarea nada fácil: robar la corona de Inglaterra.
Los minions producen el efecto del gato con botas cuando pone su cara de ternura. Son personajes tan adorables que prácticamente cualquier escena que hagan provoca simpatía o saca una sonrisa, hagan lo que hagan. Ese es uno de los principales activos que tiene esta película, más allá de la historia que puede ser buena o mala; los minions están dentro de las criaturas más simpáticas que ha creado el cine y esta cinta se afirma de esa fortaleza para salir a flote.
Bajo esta lógica la película funciona, pero no es tan graciosa como otras comedias animadas (como por ejemplo la primera cinta de “Shreck”) ni tiene un guión tan elaborado como el de las cintas de Pixar (“Up”, “Ratatouille”). “Minions” es una cinta agradable, para compartir con los hijos pequeños que sin duda disfrutarán la película, pero no es una historia que pretenda la trascendencia. Ahora, eso es algo que los realizadores tienen claro y no intentan venderle nada más al público. En ese sentido se agradece la honestidad por hacer una comedia divertida y liviana, y que no se vende como nada más que eso.
Los villanos de turno, Scarlett Overkill y su esposo Herb son personajes atractivos al inicio, en especial ella que se impone como la gran criminal del mundo cuando el público la conoce, sin embargo con el avance de la historia el interés en ella se va perdiendo y se termina desinflando hacia el final. En el caso de Herb el tema es más complejo. En la versión con doblaje latino que está en los cines (la que verá la mayoría), la voz de este personaje la hace Ricky Martin y la verdad es que no funciona del todo. Es decir, es un villano británico hablando con acento puertorriqueño, por tanto algo no calza bien, suena extraño por ser demasiado dulzón, incluso para un villano de caricatura que por supuesto no pretende dar miedo. Al parecer la opción de usar la voz del cantante en este caso no fue la mejor, no así en el caso de Thalia (quien hace la voz de Scarlett), donde el resultado es bastante mejor, incluso se hace difícil reconocer la voz de la otrora María la del barrio en esta película. Dado lo anterior, ninguno de los personajes humanos de esta película está a la altura de Gru en términos de carisma y protagonismo. Si claro, esta es la película de los minions, pero siempre hace más interesante una historia un buen villano, algo que aquí queda al debe.
Resumiendo, “Minions” es una película simpática y sin mayores pretensiones; es divertida pero intrascendente. Aun así es mejor que “Mi villano favorito 2” y de seguro que estos simpáticos personajes come bananas no decepcionarán a sus fans más acérrimos con su primera película como protagonistas.
Les recomiendo además quedarse hasta el final de los créditos, donde hay una escena sorpresa que será del gusto especialmente de los amantes de la música británica.
© Juan Carlos Berner
En Twitter: @jcbernerl
1 Comment
Ay me encantan, por uds. Ahora se que debo ver hasta después de los créditos jaja