Crítica de cine: “Maldito amor”

 Crítica de cine: “Maldito amor”

Arturo es un looser por donde se le mire, va a la universidad y reconoce abiertamente su virginidad, incluso el hecho de que jamás ha visto a una mujer desnuda (una real). Vive eternamente enamorado de su mejor amiga, María Elena (Trinidad de la Noi), a quien conoce desde niña y hoy son compañeros en la “U”. Ella, sin embargo, comienza a salir con “Tatán” (Nicolás Luisetti) a espaldas de Arturo, noticia que lo deja muy desalentado. Lleno de bronca y frustración, nuestro desafortunado protagonista decide contarle su problema a “Totó” (Felipe Viel, “El nominado” (2003)), quien, si bien es profesor de la universidad, es el eterno lolo que se junta con los alumnos y quiere pasarlo bárbaro. Este profesor convence a Beatriz (Raquel Calderón) para que se haga pasar por pareja de nuestro imberbe adolescente, con la intención de “sacarle celos” a María Elena para que ella elija y se quede con Arturo. Pues bien, toda esta historia va acompañada en paralelo por unos misteriosos asesinatos donde las víctimas son profesores y alumnos de la universidad, círculo que no tardará en cerrarse en torno a los protagonistas.

“Maldito amor”, es el tercer filme dirigido por los hermanos Gonzalo y Sebastián Badilla, tras su debut en 2013 con “El babysitter” (que recibió pésima crítica) y luego de “Mamá ya crecí” (2014). Sebastián ha protagonizado los tres filmes, co-dirigiendo también cada uno de ellos. En esta tercera entrega se nota un crecimiento funcional por parte de la dirección y también de Sebastián como actor, pero este último aún no logra convencer del todo al ponerse delante de la cámara.

El desfile de rostros conocidos es extenso, muchos figuran en los créditos como actores de la película, mientras que otros se mencionan tipo “aparición especial”. Me pasó que entre tanta cara televisiva me costó, salvo uno que otro como Luis Alarcón por ejemplo, aterrizar aquellos que son actores de profesión de los rostros meramente conocidos. Dentro de los actores tenemos al ya mencionado Luis Alarcón, Dayana Amigo, Vanessa Miller, Claudia Celedón, Fernando Larraín, Felipe Viel y Katty Kovaleczko por nombrar a algunos, y entre los rostros célebres y reconocibles que se aprecian en la película (gancho comercial que está fuera de toda discusión porque está demostrado que llevar la TV a la pantalla grande sí funciona) encontramos nombres y figuras (unas más rutilantes que otras) como Diana Bolocco, Cristián Sánchez, Stephanie Méndez, Javiera Acevedo, y Nicolás Massú, entre muchos otros.

Ahora bien, el riesgo de escoger rostros y no actores para una película (independiente que se asuma que una comedia puede ser más “liviana” para darse ciertas libertades) es precisamente la interpretación en pantalla. Si ya sabíamos que los comerciales de TV (o spots publicitarios) no son el fuerte del “Nico” Massú, entonces hágannos un favor y no lo pongan como actor, porque no lo hace mal, lo hace pésimo (Nico, te juro que en tenis siempre fui “Massuísta”, por si sirve de algo). Bromas aparte, lo que más me llama la atención es que hayan dejado y ratificado a Trinidad de la Noi en un papel de cierta importancia siendo que no es actriz, y uno se da cuenta de inmediato que no sabe actuar. Hay varios rostros bonitos que poner, pero aquí se equivocaron. De la Noi apenas modula, cero expresión y emoción. Lo peor de la película. En la vereda opuesta, quiero rescatar la interpretación de la Kel Calderón, que si bien no va a ganar un Oscar, tiene varios puntos aceptables en su interpretación.

Como buen amante del cine de terror que soy, quiero destacar el toque giallo que tiene la película, representado por este enmascarado que anda matando gente resueltamente y sin motivo aparente. Las escenas no son crudas, tiene aceptables efectos especiales y cuentan con guiños a varias películas del género. Incluso hay una escena que es inevitable recordar a “Scary Movie” (2000), parodia de la famosa “Scream” (1996). Sigue la línea de las películas de terror de los 80, esas en que en la universidad prohibían la fiesta de graduación pero los alumnos se las ingeniaban para hacerla igual, con el reguero de sangre correspondiente. Puedo hacer una lista de varias películas con la misma temática, pero sin duda a la que más se parece es a “El asesino de Rosemary” (“Rosemary’s Killer” a.k.a. “The Prowler”) de 1981. Una de las escenas que se me ocurre debe ser absolutamente fetiche del director, es aquella en que una de las víctimas es ahogada en una tina de baño, utilizando como recurso técnico la cámara debajo del agua para obtener en primerísimo plano el rostro de la víctima. ¿Será así Gonzalo?

En lo que me quiero detener y destacar es en la música incidental del filme, que claramente está basada en la banda de rock progresivo Goblin, que utilizaba el director italiano Darío Argento en sus películas de las décadas 70 y 80, director del que hay más de una referencia en el filme, incluyendo los agradecimientos.

“Maldito amor” será el despegue de los hermanos Badilla para seguir haciendo películas con más presupuesto (en esta, toda la CCU apareció durante la película, lo que no está mal, pero es muy evidente) y quien sabe si deciden utilizar otra línea en el casting de sus películas. El filme entretiene y es fácil de ver, está llena de chilenismos y una marcada diferencia de clases sociales, el final es largo y latoso pero quedan todos los cabos resueltos.

Muy recomendable para personas que le gusta ver rostros televisivos en el cine, para fans de Kel Calderón, para quienes gustan de películas en que se debe adivinar quien es el asesino, y para aquellos que desean ser testigos del crecimiento de Gonzalo y Sebastián Badilla.

©Daniel Bernal

En twitter: @BernalusTwit

Director: Gonzalo Badilla, Sebastián Badilla

Elenco: Sebastián Badilla, Raquel Calderón, Trinidad de la Noi, Stephanie Méndez, Nicolás Luisetti

País: Chile

Duración: 94 minutos

 

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1 Comment

  • nunca había leído una crítica tan llena de ironías y sarcasmo

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