Crítica de cine: “El vengador del futuro”
Es el año 2084. El mundo vive una época de posguerra donde prácticamente no hay lugar donde vivir, pues toda la atmósfera está contaminada. Los obreros habitan en un lugar llamado La colonia (lo que hoy es Australia) y deben viajar día a día a trabajar a la zona de Bretaña, donde están las fábricas y el Gobierno. Uno de estos obreros es Douglas Quaid (Collin Farrell), un hombre común y corriente, casado con una bella mujer, pero que está aburrido de la rutina y está teniendo extraños sueños, en los cuales es un agente secreto.
Un día, y a pesar de las advertencias de su mejor amigo y su esposa, Quaid decide ir a Rekall, una empresa donde químicamente se implantan sueños que para el usuario parecen reales. Mientras Quaid está en la máquina, la policía entra y Quaid elimina a más de 10 agentes. A partir de ahí, lo que él no sabe es si lo que está viviendo es el sueño de Rekall o está en la vida real. Nuestro protagonista pasa de ser un obrero, a un experto en armas y lucha cuerpo a cuerpo. Asustado y confundido comienza a huir, y como es de suponer, no sabe en quien confiar.
“El vengador del futuro” es un remake de una película del mismo nombre protagonizada por Shwarzenegger en 1990, un filme que con el tiempo se convirtió en un clásico de la ciencia ficción. Esta nueva versión de “El vengador del futuro” es bastante diferente de la anterior, aunque ambas están basadas en el cuento de Philip K. Dick llamado “We can remember it for you whosale”. En la nueva película, Quaid no viaja a Marte, y no existe el problema de los mutantes que son discriminados. Aquí la historia es sobre la lucha entre las clases dominadas y el Gobierno central que, montando una conspiración, intenta culpar a un grupo de rebeldes de varios atentados terroristas. Quaid no sabe si es un agente del Gobierno, de la resistencia, un doble agente o si es todo simplemente un sueño.
El filme es trepidante en acción; no da pausa en ningún momento, y obedece a todos los cánones de las películas de ciencia ficción típicas que hemos visto en los últimos años. Tal vez lo más llamativo es la dirección de arte. Este filme más que parecerse a la versión anterior, es un verdadero homenaje a otro, basado también en un cuento de Dick: “Blade Runner”. La ciudad es oscura, llena de vendedores ambulantes, siempre está lloviendo y por el cielo pasan anuncios audiovisuales. A veces da la impresión de que pasará la japonesa fumando, o el anuncio de Coca-cola de la película de Ridley Scott.
En “El vengador del futuro” 2012, el tema central ya no es la discriminación, asunto predominante en la versión del 90, y que era representado por los mutantes. Aquí el elemento de la clase dominada versus el Gobierno (le suena) está presente, pero pasa a un segundo plano; los nuevos guionistas prefirieron la acción y los disparos por sobre la crítica social subyacente. Bueno, supuestamente, según lo han dicho sus productores en algunas entrevistas, lo que les interesaba contar es el tema de la realidad, pues el protagonista debe averiguar si está en el mundo real o en su sueño, o finalmente, si un sueño es más real que la realidad misma. La verdad es que todo este rollo que pudo ser interesante, no profundiza realmente (como por ejemplo en “Matrix”). Aquí lo importante es que hay muchas balas, explosiones y persecuciones en auto.
“El vengador del futuro” es una película entretenida para los fanáticos del cine de acción, artísticamente hermosa, pero que dudo llegue a ser un clásico, como la versión original.
© Por Juan Carlos Berner
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