Crítica de cine: “El Rey Arturo, la leyenda de la espada”
En el reino de Camelot, el rey Uther (Eric Bana) es traicionado por su hermano Vortigern (Jude Law) para arrebatarle el trono. Para salvar a su hijo, el monarca debe abandonarlo en un bote a la deriva. Así, el pequeño Arturo es salvado y criado en las calles de Londinia, ignorando que es el verdadero heredero al trono. Años más tarde sin embargo, surgirá de las aguas la mítica espada Excalibur, cuya leyenda dice que Arturo es el único que puede empuñarla y demostrar así que es el verdadero rey.
Esta es el punto de partida de la nueva película de Guy Ritchie, un director cuya forma de hacer cine es ya una marca registrada. Su estilo mezcla un montaje ágil con el uso de cámaras lentas y rápidas, además de movimientos de cámara complejos, donde podemos ver por ejemplo, hasta los más mínimos detalles cuando hay explosiones. Sus historias siempre tienen personajes bien definidos, mucho humor e ironía, y una banda sonora donde los violines siempre están presentes aunque no con un sonido clásico sino más bien rock.
En este sentido, “El rey Arturo: La leyenda de la espada” es una cinta donde se pueden reconocer todos los elementos antes mencionados, pero esta vez Ritchie hace abuso de cada uno de estos recursos narrativos, haciendo la película un espectáculo visual un poco agotador.
Dicho de otro modo. Está bien que un cineasta quiera hacer escenas al estilo de “300”, pero hay que usarlas en la medida justa, especialmente si los efectos digitales no acompañan y se ven falsos. Las escenas de batalla en cámara lenta recuerdan a cuando Neo se enfrentaba a Smith en las dos secuelas de “Matrix”, con una apariencia más de videojuego que de película. Incluso a veces los efectos se ven tan extraños, que asemejan a la clásica “Shaolin Soccer”, aunque en esa cinta en tono de comedia calzaban a la perfección, algo que aquí no ocurre debido al género de este filme.
Por otra parte, hay escenas y personajes que aportan poco a la trama; se podrían sacar sin afectar mayormente a la historia. Por ejemplo el personaje de Bill (Aidan Gillen, más conocido como el Meñique de “Game of Thrones”), que aparece en varias escenas pero es más bien un relleno.
El otro punto bajo de “Rey Arturo” es Jude Law, quien parece que está medio aburrido haciendo el personaje. Este rey es como una mala copia de Cómodo (el villano de “Gladiador”), y no logra convencer del todo.
Más allá de todas estas falencias, increíblemente la película logra ser entretenida al final. Charlie Hunnam hace un personaje atractivo con Arturo, seguro de sí mismo y que cae bien desde el primer momento. Algo parecido al Sherlock Holmes de Robert Downey Jr. (película del mismo Ritchie). También hay varios personajes secundarios que funcionan bien, y la historia en términos generales está bien contada (aunque habría sido mejor con 20 minutos menos). Hay mucho humor y la música, como siempre en las cintas de Ritchie, es un tremendo aporte.
“El rey Arturo: La leyenda de la espada” no se convertirá en un clásico del cine fantástico, pero al menos es una película entretenida para ver una vez.
Por Juan Carlos Berner
En Twitter: @jcbernerl