Crítica de cine: “El hombre más buscado”

 Crítica de cine: “El hombre más buscado”

Un joven checheno e islamista entra de manera ilegal a Alemania. Habla poco, anda sucio y su rostro denota mucho sufrimiento. A través de un amigo, le pide ayuda a la abogada de derechos humanos Annabel Richter, quien lo pone en contacto con un directivo de un conocido banco de la ciudad. El extranjero tiene en su poder una carta, con la cual podría acreditar que posee una gran fortuna en aquel banco.

Mientras tanto, varias agencias de inteligencia andan tras este extraño hombre, seguros de que es un terrorista islámico a punto de efectuar su próximo golpe. El jefe del equipo de  espías alemanes es Günther Bachman, (Philip Seymour Hoffman), un hombre muy astuto, observador y con una gran capacidad para convencer a la gente, aunque a la vez es bastante poco diplomático; Bachman sabe lo que hace y le gusta que los demás hagan las cosas a su manera, en lo posible sin cuestionarlo.

La película, basada en una novela de John le Carré, nos saca del esquema del espía que tradicionalmente vemos en el cine, donde abundan las persecuciones, los disparos y las explosiones, y donde los espías parecen más súper héroes que seres humanos. “El hombre más buscado” nos plantea un thriller que probablemente es mucho más cercano a la realidad del trabajo de los espías, donde más que enfrentamientos a tiros, hay una fuerte lucha de poderes, negociaciones, y un largo trabajo de persuasión.

El personaje interpretado por Hoffman es un hombre inteligente, pero con un trabajo totalmente estresante, situación que lo hace ser malhumorado, fumar todo el día y estar al filo del alcoholismo. De esta forma, el fallecido actor,  construye un personaje muy potente y atractivo, totalmente creíble, y que probablemente le signifique alguna nominación póstuma a algún premio importante. Su gran interpretación además, aunque es la que más destaca, está dentro de un grupo de actuaciones muy sólidas, donde resaltan las de Willem Dafoe (el banquero), Rachel McAdams como la abogada idealista, y Robin Wright (“House of cards”), quien cumple el rol de la contraparte norteamericana de Bachman.

Aquí, todos los personajes son tridimensionales, tienen matices, y una personalidad que se va desarrollando a medida que avanza la historia. Además, el guión juega inteligentemente al misterio; no es una historia predecible, lo cual se agradece en estos tiempos, y hasta muy avanzado el metraje no quedan claras cuales son las verdaderas intenciones de los personajes. Un juego de ajedrez llevado a la pantalla.

Otra cosa interesante además, es que el filme tiene un ritmo bastante ágil, considerando que es una cinta que se apoya en los diálogos y las actuaciones, además de una cuidada estética, probablemente fruto de la experiencia previa del director Anton Corbijn, quien ha dedicado gran parte de su carrera a hacer videos con bandas como U2 y Depeche Mode.

El único punto flojo de la cinta es que a ratos es un poco repetitiva sobre algunos tópicos, y que (por la misma razón) se podría haber contado la misma historia con algunos minutos menos. Salvo por eso, “El hombre más buscado” es una película que logra llevar a buen puerto el siempre interesante trabajo literario de John le Carré.

© Juan Carlos Berner

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