Crítica de cine: “El bosque de Karadima”
Aunque actualmente las películas más taquilleras nos cuentan historias de personajes fantásticos e imposibles, afortunadamente el cine todavía se da el tiempo de tomar la crudeza de la vida real y recordarnos que existen situaciones profundamente perturbadoras mucho más cerca de lo que uno cree. Una labor necesaria desde la perspectiva artística, distinta de la que nos puede dar el periodismo.
Este es el caso de “El bosque de Karadima”, cinta que cuenta los hechos sucedidos en la parroquia de El Bosque en Santiago, donde el sacerdote Fernando Karadima abusó sexualmente durante años de varios jóvenes.
Aunque a través de los medios de comunicación, los chilenos hemos podido conocer varios de los detalles espeluznantes que rodean este caso, no deja de ser impactante ver una versión cinematográfica de lo que allí sucedió. Un proyecto que evidentemente apela al morbo y la curiosidad del espectador, quien de alguna forma piensa que podrá ser testigo “presencial” de la perversidad del sacerdote y de alguna forma sentir en la piel algo de lo que allí se vivió.
A pesar de que el director Matías Lira tenía tenía la opción de hacer una película bastante fuerte en términos visuales, opta por mostrar lo justo y necesario, haciendo hincapié en el drama interno del personaje de Tomás, interpretado por Benjamín Vicuña, el primero de los jóvenes que se atreve a hacer la denuncia contra Karadima. Del mismo modo, el guión es bastante astuto en cómo se nos muestra el personaje de Karadima (interpretado por Luis Gnecco). En la primera aparición por ejemplo, no son las palabras las que nos muestran cómo es este cura, sino las acciones, los encuadres. Solo con las primeras escenas ya podemos saber mucho de la personalidad del sacerdote y cómo mantenía bajo su poder a varios jóvenes.
A pesar de estos logros, la cinta tiene algunos detalles que resultan incómodos desde la dirección, que se deja llevar por clichés en ciertas tomas, detalles que sin embargo no merman a la larga un trabajo bastante consistente de parte del joven director.
Por otra parte, la película está llena de elementos visuales que refuerzan el drama. Lo más destacable sin duda, es la maravillosa dirección de fotografía de Miguel Joan Littin, que no solo no debate con la dirección de Lira, sino que genera metáforas visuales en varias de las escenas, acentuando la atmósfera de la película.
Además de la fotografía y un guión muy bien escrito por un equipo con vasta experiencia, donde aparecen nombres reconocidos en el cine chileno (Alicia Scherson, Elisa Eliash y Álvaro Díaz), lo que más destaca sin duda es la interpretación de Luis Gnecco en el rol principal. En una película basada en hechos que impactaron a un país entero, equivocarse en la elección del personaje principal habría sido un error imperdonable. Sin embargo Gnecco logra uno de los mejores papeles de su carrera, y en cada toma, desde el inicio de la película, no hace más que traspasar por la pantalla una constante sensación de perturbación, asco si se quiere. Cada gesto, cada palabra que dice Gnecco está muy bien pensada. Algo no menor además en un actor cuyo trabajo siempre ha estado más bien cercano a la comedia. Este no es el Luis Gnecco que le hace publicidad a un yogurt, sino uno que se metió en la piel del personaje que interpreta, o al menos el que de alguna manera existe en el imaginario del público creado a través de la prensa.
“El bosque de Karadima” es una muy buena película, perturbadora sin duda, pero al mismo tiempo respetuosa con aquellos que sufrieron los vejámenes del expárroco de El Bosque. Una cinta que más que polémica, logra hacernos reflexionar sobre las cosas oscuras y terribles que a veces ocurren a nuestro alrededor.
© Juan Carlos Berner
En Twitter: @jcbernerl
3 Comments
Aunque Gnecco sea un buen actor, carga en su espalda con un tremendo estereotipo, no creo que haya sido una buena elección, piensa que muchos directores cuando filman películas basadas en hechos reales acuden justamente a actores menos conocidos, en la función que me tocó ir la sala se reía a carcajadas con algunas caras de Gnecco (no creo que ese era el objetivo)
Cuando hablas de metáforas visuales a qué te refieres? como crítico podrías profundizar y desarrollarlas. Lo otro lamentable es que la película cuenta lo que todos sabemos, hay sólo pinceladas de elementos que podrían haberse hecho públicos, como toda la presión que metió el arzobispado para que estos hechos no salieran a la luz publica o la idea de secta que es muy fuerte y que acá sólo tiene 1 escena!!!!
Me parece raro que un crítico especializado hable de tomas, cuando en realidad son planos.
Hola Enzo. Respondo tu comentario en virtud de que me pareces una persona conocedora del cine y que reflexionaste en torno a lo que escribí. Cosa que siempre se agradece.
A mi la actuación de Gnecco me provocó lo que indiqué en el comentario. Y a las personas que les pregunté les pasó algo similar, incluyendo varios críticos de cine. Ahora, las sensaciones siempre son algo muy, muy subjetivo y puede ser que para ti Luis Gnecco no haya sido la mejor elección. Es muy válido. En cuanto a que los cineastas trabajan con actores poco conocidos cuando hacen películas basadas en hechos reales, te puedo dar cientos de ejemplos de lo contrario. Por mencionar algunos: Meryl Streep como Margaret Tatcher, Ben Kinsgley como Gandhi, Russel Crowe como John Nash, Will Smith como Muhammad Ali, y si nos remitimos al cine nacional te puedo hablar de Blanca Lewin como María Luisa Bombal, Cristian Campos como Alberto Hurtado en la serie de TV, o Ximena Rivas que hizo de Gabriela Mistral.
Estoy de acuerdo contigo en cuanto a que la película básicamente muestra lo que ya sabemos por la prensa y no profundizó en otros aspectos, cosa que podría haber sido interesante. Sin embargo eso no hace que la película sea de menor nivel. No es un documental de denuncia.
Lo de las metáforas visuales hay varias, pero la idea es que el público las descubra. Solo como ejemplo, cuando le regalan la medallita a Tomás, al inicio, el reflejo dorado que le da en el rostro al joven. Esto se puede interpretar como el deslumbramiento que siente ante este supuesto “santo” y se le hace tan atractivo.
Lo último. Una toma es un espacio de tiempo. En la filmación (o grabación) es desde que la cámara parte grabando hasta el corte, y en el material editado la toma va desde que comienza el corte hasta donde termina. En el texto hablo de tomas. El plano es el espacio físico y tiene que ver con el encuadre. Tengo clara la diferencia pues he dirigido en televisión, videos publicitarios, videoclips y otras cosas más.
Saludos
JCB.
“El Bosque de Karadima” muy buena película excelente elenco de actores , buena música y buenas imágenes, soy neófita en hacer una critica de cine, pero creo que lo fundamental de esta película es el hecho de que es basado en hechos reales y es esto lo que se potencia
Lamento profundamente lo sucedido a muchos de estos jóvenes, y no solo en esta iglesia sino que en muchas mas, y aun no logro entender como personas que se dicen sacerdotes que promulga la verdad de Dios sean tan inconsecuentes con sus principios y se aprovechen de la vulnerabilidad de los mas indefensos y mas aun que pequen de omisión ante tal escalofriantes hechos, no se puede tapar el sol con un dedo, la verdad siempre sale a la luz
Valoro la fuerza,la osadía y la perseverancia de los que hicieron posible que esto saliera a la luz realmente hay que tener mucho coraje para enfrentarse a esta cofradía de sacerdotes pedofilos y mas encima de altos rangos, se que la tarea no fue fácil, y que la justicia tarda pero llega, aunque no estoy de acuerdo con la justicia de la iglesia, creo que en este tipo de delitos debían ser juzgados como cualquier persona, para que realmente fuera ejemplarizador y no solo enviarlos a retiro entonces cual es el castigo, si siguen viviendo cómodamente a costa de los fieles,