Batman en Vivo: Convergencia de visiones

Hace poco fue exhibido en nuestro país el exitoso espectáculo británico “Batman en Vivo” en el Movistar Arena. La noticia suscitó la duda y escepticismo de todos los fanáticos más ortodoxos y acostumbrados a un Batman que no tiene nada que hacer en un espectáculo de esa índole.  Y todos compartíamos en cierta medida ese prejuicio ¿Qué tan justificado era? Lo dejo al criterio de cada uno. Sin embargo, creo que una de las gracias de esta atrevida versión es haber conjugado elementos de distintas versiones de Batman sin que estas se estorben entre sí, lo que amplía considerablemente el abanico de posibilidades que es un personaje al que nos hemos acostumbrado a ver desde una sola impresión, la versión oscura, más cinematográfica y más lejana a las alegres de los comics y series de TV.

Es comprensible no tener fe en un proyecto con estas características, ya que al ser este un espectáculo más cercano al teatro, no se dispone de efectos especiales tan necesarios para una adaptación del cruzado enmascarado. Sin embargo, se dispone de otros recursos que este formato supo aprovechar para dar luz a un producto más que decente y que permitió darle nuevos aires a un superhéroe  tan sobreexplotado en los comics, la animación y el cine.

Siempre pasa lo mismo. Cuando apareció el cine, todo el mundo pensó que era el fin del teatro. Pero ni por asomo. Actualmente ambos lenguajes coexisten totalmente, y aunque uno es más masivo, el teatro ha sabido reinventarse y construirse una identidad propia que le permite no sucumbir ante la pantalla grande. Y lo mismo pasó cuando todos creían que la televisión haría desaparecer a la radio. Esta última seguía poseyendo características que la caja boba no, como la capacidad de ser receptor sin estar enchufado. Difícilmente podemos manejar un auto o hacer el aseo mientras vemos tele. Y otro tanto está pasando ahora con la televisión y el surgimiento de su contrincante más poderoso: Internet. Me gustaría decir que la televisión ha sabido reinventarse, tal y como lo hicieron el teatro y la radio en sus momentos, pero me temo que esto no es así. Desafortunadamente la televisión se ha estancado y no está aportando nada nuevo que la haga destacar frente a su digital competidor. Espero equivocarme, por el bien de la cultura televisiva. Pero volvamos a Batman.

El desafío de este show era llevar al escenario a los principales personajes en una performance que incluía acrobacias, luces, maquetas y utilería, sin parecer ridículo; y el equipo de producción estuvo a la altura.  Creo que su punto fuerte, como dije antes, fue combinar elementos sacados de diferentes Batman. Por ejemplo, Batman recuerda bastante a la versión seria y adulta de Burton o Nolan, pero combinada con algo de la simpatía y carisma de Adam West, aunque a algunos les pese. Robin tiene un traje bastante similar al que usó Chris O´Donell en las versiones de Schumaher, pues es la única aparición de Robin en alguna película (Las otras prescindieron del Chico Maravilla). El Joker tuvo la tarea más difícil: encarnar una versión que se saliera del joker sicópata que encarnó Heath Ledger, tan acuñada en la conciencia colectiva actual. Y el resultado fue una mescolanza del Joker de Cesar Romero de los 60, el ochentero de Jack Nicholson, y el caricaturesco de la versión animada de los 90. Harley Queen, personaje nacida en la versión animada y llevada luego a las historietas, se parece bastante a su primera encarnación animada, cortesía de Warner, que vive enamorada de un Joker que la trata como basura, y llama a su amado como “Señor G”.

De los comics fueron sacados la mayoría de los escenarios, que iban desde Gotham City, la Mansión Wayne o el Asilo Arkham, todos proyecciones cinematográficas que eran mostradas en una gigantesca Batiseñal ubicada al fondo del escenario.  Sumado a esto, varias maquetas de los principales edificios de Gotham, un Batimóvil similar a un auto de carreras y escenografías pertenecientes al club de rufianes del Pingüino o el circo de los Grayson, completaban el experimento.

Es cierto que el formato encajaba mucho mejor en algunas escenas que en otras. Por ejemplo, el espectáculo de acrobacias se amoldaba bastante a la historia cuando nos muestran el asesinato en plena función de circo de los padres de Dick Grayson, Robin, y al ser estos trapecistas, no se sentía nada forzada. Pero una coreografía protagonizada por Catwoman y Batman sobre edificios falsos, sostenidos ambos enmascarados por cables, se veía tan ridícula como una escena de los Power Rangers. Aún así, la historia, sin ser nada fuera de este mundo, era aceptable e ideal para volver a Batman un producto masivo y atractivo para llevarlo a los más chicos, sin por ello prostituir al personaje y todo el mito que lo circunda. Fue bastante respetuosa con las historias originales y aunque dista de tener la oscuridad del Batman de siempre, en ningún momento fue infantil o kitsch (bueno, esto último quizás un poco, pero hey, es Batman).

Pese a ser un espectáculo de habla inglesa, los latinos contamos con la suerte de presenciar la obra con una traducción. Aún recuerdo ese incómodo momento, cuando Bruce Wayne le confiesa a Dick Grayson que él es Batman, y cuando el joven no le cree y le pide pruebas, Bruce le exige total obediencia a cambio. Dick Grayson le promete que si logra probarle que él es Batman, hará lo que él diga. En este inocente momento, se sintió una masiva burla por un mal pensado y chileno público, tan acostumbrado a las tallas homoeróticas que han mancillado la reputación del dúo dinámico por décadas.

Los roles estuvieron a cargo de Nestor Nupcke como Batman, Rodrigo Saavedra como Robin, Sandro Larenas como el Guasón, Pablo Ausensi como el Pingüino, y Jessica Toledo como Harley Queen. Dentro de poco en cinetvymas daremos a conocer la entrevista que realizamos a Sandro Larenas, actor responsable del difícil rol del Guasón o Joker, quien nos contará los aspectos más difíciles de esta desafiante adaptación.

Les haya gustado o no, Batman en Vivo es una invitación a explorar otros ángulos del personaje, que corre el peligro de estancarse en la oscura versión tan popularizada desde los 90 y la antiheroica versión de Frank Miller en sus famosos comics “The Dark Knight Returns” y “Batman: Year One” (Este último adaptado a la animación). La contienda entre fans puristas y los no tanto, hará que el Asilo Arkham parezca una reunión para tomar el té.

©Por Felipe Tapia, el único crítico que se ve regio con los calzoncillos sobre los pantalones.