¿Por qué le exigimos tanto a “Star Wars”?

 ¿Por qué le exigimos tanto a “Star Wars”?

Will Wheaton, actor conocido su personaje de Wesley Crusher en la serie “Star Trek: la nueva generación” afirmó en un capítulo de “The Big Bang theory” (donde se interpreta a sí mismo), que “Star Wars” no es más que una película. No importa si es la mejor película de la historia o es muy mala, al día siguiente nuestras vidas continuarán exactamente igual. Si lo vemos con objetividad, tiene razón.

“Star wars” sin embargo despierta pasiones que rara vez se pueden ver en los fans de una película. Ese nivel de fanatismo es más común en otro tipo de instancias, por ejemplo, los seguidores de un equipo de fútbol, y en este sentido con “Star Wars” ocurre algo muy particular, pues los nerds ni siquiera pelean de esa forma por DC o Marvel; la mayoría ama a las dos casas editoriales y sus franquicias cinematográficas.

Por estos días es fácil encontrar en las redes sociales, o en críticas de cine de reconocidos medios, visiones absolutamente contrapuestas sobre “El despertar de la fuerza”; desde algunos que la odiaron, básicamente por considerarla una copia de los episodios IV, V y VI, hasta otros que afirmaron acaloradamente que “querían darle un hijo a J.J. Abrams” por la maravilla que había creado.

Este nivel de fanatismo tiene múltiples orígenes, y es que si bien es cierto lo que dice Will Wheaton cuando afirma que “Star Wars” es solo una película, la verdad es que no es cualquier película, pues el Episodio IV y sus secuelas cambiaron para siempre la historia del cine: Si George Lucas no hubiese hecho su saga galáctica, el cine sería muy distinto a como lo conocemos hoy.

No sé si sería mejor o peor, pero es un hecho que sería distinto. Lo más probable es que cintas como “Los vengadores” jamás habrían visto la luz si “Star Wars” no se hubiese filmado antes. “La guerra de las galaxias”, como la conocimos cuando niños en Chile, en primer lugar le cambió el estatus al cine de ciencia ficción y a las historias fantásticas, que anteriormente eran consideradas películas de segunda o tercera categoría. Lucas además demostró que era posible incorporar dentro de una fantasía galáctica elementos de política, filosofía oriental, romance y humor, todo dentro de un guión inteligente que incorporó algunas de las frases más icónicas de la historia del séptimo arte.

Junto con eso, “Star Wars” fue la prueba concreta de que los efectos especiales podrían dar la sensación de realidad, ser creíbles, y de ahí en adelante hubo un salto enorme en la técnica cinematográfica, no solo en los efectos, sino también en el sonido, el desarrollo de las cámaras y muchas cosas más. Por eso “Star Wars” no es una simple película.

La pregunta entonces es: ¿Tenemos derecho a exigirle a “Star Wars” ser la mejor película/saga de aventuras de la historia del cine?

La respuesta dependerá de nuestra visión de las cosas. Si entendemos la vida desde un punto de vista neoliberal, donde antes que personas o ciudadanos somos consumidores, tal vez sí. “Star Wars: El despertar de la fuerza” es una mega producción hollywoodense realizada con un presupuesto tan grande que debe ser mayor al presupuesto de todas las películas chilenas de la historia. Esta enorme cantidad de dinero es posible gracias a todos aquellos que pagamos nuestra entrada para verla (más de una vez en muchos casos), que compramos el merchandasing, los muñecos, pósters, películas, espadas lásers y cuanto producto asociado aparezca en el mercado.

Ahora, pensémoslo de la siguiente forma. De acuerdo al SERNAC, hay varias razones para devolver un producto, y uno de ellos es simplemente porque no te ha gustado. No importa que el producto esté funcionando bien técnicamente; si no te gusta, puedes exigir que te devuelvan el dinero. Bajo esta lógica mercantilista, si no me gusta la película, como sé que legalmente no me van a devolver la plata de la entrada al cine, al menos tengo todo el derecho a despotricar de todas las formas posibles porque me siento estafado. Engañado por Disney, J.J. Abrams y todo el equipo de artistas (entre los que se incluyen a varios de los mejores del mundo en sus áreas) porque a pesar de tener todo para hacer la mejor película de aventuras de la historia no la hicieron. En el fútbol, que al igual que el cine es un espectáculo, si un jugador que costó millones no funciona como debía, la hinchada y la  prensa presionará para que sea sacado del equipo, y muchas veces lo lograrán.

Sin embargo esa es una forma de ver las cosas. Otra es entender que el cine es una forma de arte (por muchos millones que haya detrás de él) y que por tanto será siempre subjetivo, que nunca dejará contentos a todos. Eso no solo es imposible, sino que es parte de la gracia del cine, incluyendo a nuestra saga favorita.

Uno de los elementos que hacen de “Star wars” (cualquiera de las siete películas) lo que es, o sea, un fenómeno que traspasa la pantalla,  es que te permite discutir por horas sobre él, sobre lo que te gustó, lo que no te gustó, lo que uno “habría hecho mejor” (si claro), o que personaje estaba demás como Jar Jar Binks (una de las pocas cosas donde hay unanimidad).

El acalorado debate detrás de “Star wars” es parte de su esencia, y lo que convierte a esta saga en mucho más que una película, en una mitología. Es lo que hace difícil que un crítico, por mucho que sepa de cine, pueda separar sus conocimientos del fan que quiere disfrutar la película con el niño interior que lleva dentro. O se disfruta la película como lo que es, una cinta de aventuras, o se le critica desde las convenciones que dicta la cátedra. ¿Se pueden equilibrar ambas cosas? No lo sé, pero por los comentarios que he leído me parece difícil.

Como sea, creo que desde un punto de vista es válido si alguien le pide a “Star Wars” lo mejor, pues la ha consagrado una parte importante de su vida a esta saga (tiempo, dinero, etc.), pero también es verdad que el cine es subjetivo, y como tal nunca dejará a todos satisfechos, y esa es probablemente, la mayor de sus virtudes.

Quizás la mejor forma de ver “Star Wars: el despertar de la fuerza” es sin intelectualismos y excusas, como nos invita Felipe Tapia. Solo dejándonos seducir por la fuerza y la ñoñez.

Por Juan Carlos Berner

En Twitter: @jcbernerl

 

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