Los entretelones de Tolkien, la película

 Los entretelones de Tolkien, la película

Nicholas Hoult in the film TOLKIEN. Photo by David Appleby. © 2019 Twentieth Century Fox Film Corporation All Rights Reserved

J.R.R. Tolkien es reconocido ampliamente por ser uno de los autores más populares, distinguidos e influyentes del mundo. Escritor, poeta y académico, sus obras clásicas “EL HOBBIT” (1937), “EL SEÑOR DE LOS ANILLOS” (1954) y “EL SILMARILLION” (publicada con carácter póstumo en 1977) han definido la novela de fantasía, lo que ha provocado un resurgimiento del otrora nicho de género. Estos escritos han vendido más de 250 millones de copias y han sido traducidos a más de 56 idiomas distintos.

Pero la influencia de Tolkien y su obra va más allá de las frías estadísticas del mundo de la publicación. En el pueblo holandés de Geldrop, cerca de Eindhoven, calles llevan el nombre de Tolkien (“Laan von Tolkien”) y sus personajes. En Canadá, puedes escalar el monte Gandalf. Su influencia incluso se extiende fuera de este mundo —hay un asteroide llamado en honor a Bilbo Baggins.

No obstante, a pesar de su gran éxito, se conoce muy poco acerca del hombre. Fue la historia detrás de las fantasías que llamó la atención del guionista David Gleeson. Al investigar que la juventud de Tolkien sacaba a la luz un drama idóneo, fue a partir de este enfoque —un retrato del escritor como un joven que encuentra su lugar en el mundo—, que Gleeson le presentó la idea a Chernin Entertainment y Fox Searchlight, quienes se enamoraron ante la esfera de acción y la ambición de la misma.

No queríamos hacer otra película biográfica común, la historia no contada del tipo que escribió esto”, dice entre risas el coproductor Dan Finlay. “Nuestro filme tiene las mismas emociones y escala épica que tuvo su obra. Eso es lo emocionante y eso es lo que la hace diferente a otras películas biográficas de autores”.

El guión audaz e imaginativo de Gleeson y Stephen Beresford traza los años formativos del escritor (Nicholas Hoult) mientras encuentra la amistad, el valor y la inspiración entre un grupo de compañeros escritores y artistas en la escuela, además de conocer al amor de su vida, Edith Bratt (Lily Collins), en el orfanato donde ambos viven… No obstante, la historia toma un camino inesperado cuando el tutor de Tolkien le prohíbe ver a Edith y el estallido de la Primera Guerra Mundial parece que romperá el vínculo de sus amistades para siempre. Más que la película biográfica literaria estándar, TOLKIEN captura la agitación del primer amor y la emoción de las nuevas amistades, mientras que al mismo tiempo les rinde homenaje a algunas de las influencias y fuentes de inspiración detrás de los libros de fantasía más queridos del mundo.

Tolkien solía decir que no había alegorías de su vida en sus libros”, comenta Dome Karukoski, el realizador finlandés que dirigió TOLKIEN. “Pero al leer acerca de él, encontré muchos paralelismos entre su vida y sus libros, de la misma forma en la que todo artista usa su propia vida”.

La decisión obvia al abordar una película impregnada con un tema y tradiciones inglesas tales sería la de traer a un realizador británico. Pero el equipo de TOLKIEN quería una apariencia y sentir completamente originales. Un gran aficionado de la obra de Tolkien, Karukoski se identificó tanto con el estatus de forastero del escritor (su familia se mudó varias veces cuando era niño) como con su amor por los idiomas (el padre del realizador fue poeta). La obra de Tolkien también apeló mucho a la mitología finlandesa, como fue el caso de THE KALEVALA, con la que Karukoski gozaba de una gran afinidad. De igual manera, su obra [la de Karukoski] se adhería de manera estrecha a las sensibilidades de Tolkien. “TOM OF FINLAND”, acerca del artista Touko Valio Laaksonen, fue una película biográfica arrolladora que lidiaba con destreza el recuento de una historia de la vida real; “HEART OF A LION”, centrada en un neonazi que se enamora de una mujer con un niño mestizo, fue una historia de amor apegada a la realidad. Su enfoque distinto a las convenciones del drama de época también contagió a su reparto.

Dome no está modernizando una obra de época, la está humanizando”, comenta Lily Collins, quien interpreta a Edith Bratt. “Le está quitando lo que podría considerarse rígido y la está haciendo real”.

Y, no obstante, incluso con el realizador adecuado en su lugar, si el proyecto iba a funcionar, tenía que resolver el problema complicado de buscar al actor para el papel del genio literario en potencia, cuya imaginación cambió el mundo. Y la respuesta estaba justo bajo las narices de los realizadores.

 

TOLKIEN… Y LAS AMISTADES

“THE FAVOURITE”, película ganadora del Oscar de Fox Searchlight, es elogiada con razón por su trío de fantásticas actuaciones femeninas. Pero más abajo en la lista del reparto, verán el trabajo sutil, pero muy efectivo, de Nicholas Hoult en el papel del conde de Oxford Robert Harley. Un miembro clave de la franquicia de “X-MEN”, el nombre de Hoult surgió como alguien viable para interpretar a Tolkien en una discusión de casting con Karukoski, los productores y los ejecutivos de Fox Searchlight, quienes habían trabajado con el actor en “THE FAVOURITE”. Se le envió un correo electrónico, y al día siguiente el director y actor pasaron una hora conversando, pero, por extraño que parezca, el tema de TOLKIEN nunca se mencionó.

Nick siempre se ríe de que nuestra primera junta trató de todo menos del filme”, sonríe Karukoski. “Tiene un físico similar al de Tolkien y sin lugar a duda es inteligente. Es hasta cierto punto juguetón, que, me parece, Tolkien también lo era. Nick tenía algo que me recordaba a Tolkien cuando vi sus entrevistas o leí las biografías. Después de eso, quedé obsesionado con Nick”.

Cuando era actor de niño, los hermanos realizadores Weitz le dieron de regalo la novela “EL HOBBIT” a Hoult durante la realización de “ABOUT A BOY”, y se después se siguió con la trilogía de “EL SEÑOR DE LOS ANILLOS”, de Peter Jackson. Pero cuando fue a su reunión con Karukoski, Hoult sabía muy poco del hombre detrás de las historias —“Para serte honesto, hasta pronunciaba mal su nombre”, dice con una sonrisa. “Todos dice Tol-kin, pero se pronuncia Tol-keeny de inmediato entendí el tamaño del desafió que tenía a la mano”.

La parte más difícil de interpretar a cualquier persona de la vida real, en especial una persona tan reconocida y a quien la gente tiene muy cerca de su corazón, es intentar sobreponerte a ello”, comenta. “Ya lo había hecho antes y puedes sentir mucha presión. Quieres hacerle tanta justicia a la persona que a la postre puede resultar agobiante. Así que es una de esas cosas en las que lo absorbes todo en vez de dejarlo ir, y sólo intentas contar la historia correcta. Hacer eso resulta ser extrañamente difícil: aceptar el peso y la responsabilidad, pero sin dejar que te abrume”.

Tanto el director como el actor vieron la tragedia en los primeros años de Tolkien como una pieza clave para forjar al personaje. Su padre Arthur murió cuando Tolkien, Hilary, su hermano menor, y Mabel, la madre de ambos, regresaban de su casa en Sudáfrica a Inglaterra en 1896. Justo ocho años después, Mabel también falleció, así que los dos chicos fueron enviados a Birmingham para quedar bajo el cuidado paterno del padre Morgan (Colm Meaney). Si bien estos eventos suceden antes de que la interpretación de Hoult en el papel de Tolkien sea el centro de atención, se volvieron una parte crucial para advertir cómo tenía que encarnar al personaje.

Cuando trabajé con Dome intentamos adentrarnos en la psicología de alguien que ha perdido a sus padres a esa edad”, comenta Hoult. “Es alguien que está ganando seguridad y se está convirtiendo en hombre, pero tampoco tiene de ninguna manera esa confianza en sí mismo integrada”.

Mientras estudiaba en la escuela King Edward, Tolkien encontró una camaradería muy necesaria en un grupo de amigos igual de talentosos. El núcleo del grupo —Tolkien, Geoffrey Smith, Christopher Wiseman y Robert Gilford— se reunía regularmente en la cafetería Barrow Stores para tomar té y hablar de cultura. Se autodenominaron la TCBS —Tea Club, Barrovian Society— y esta asociación le proporcionó al escritor potencial el sustento creativo y su primera sensación de lo que era una hermandad.

Todos estos personajes jóvenes se impulsaban y alentaban entre ellos para crear”, comenta Hoult. “Debido a la época, quizás y estaban reprimidos por figuras autoritarias o emocionalmente, así que hay elementos de ver crecer a jóvenes y ver cómo intentan encontrar un lugar en el mundo. También es muy divertido. Es esa cosa que los chicos tienen siempre entre ellos —básicamente que se la pasan burlándose entre ellos”.

Para los realizadores, “DEAD POETS SOCIETY” (“La Sociedad de los Poetas Muertos”), de Peter Weir, se convirtió en piedra angular, ya que en ella se representaban jóvenes que forman fuertes vínculos de amistad mientras se esfuerzan por expresarse de las maneras más creativas imaginables.

Cuando por lo general haces una película acerca de personas jóvenes, no tienden a irse hacia las artes o pensar seriamente acerca de ser un poeta o pintor”, dice el productor David Ready. “Desde el primer tratamiento de la historia, se sintió que este adorable grupo de chicos tenía tal pasión. Fue muy refrescante. Parece ser que ya no es la forma en como la gente joven es representada”.

No obstante, la TCBS, un dominio totalmente varonil, estaba a punto de tener una sacudida: les presentamos a Edith Bratt.

 

TOLKIEN Y… EL AMOR

En el corazón de TOLKIEN está una historia de amor embriagante cargada de probabilidades insuperables. Tolkien (de 16 años) conoció por primera vez a Edith Bratt (de 19) en el orfanato administrado por la Sra. Faulkner (Pam Ferris). Unidos por crianzas similares, la pareja generó una conexión instantánea y los unió un amor por la narrativa, un sentido del juego y un sentimiento de que ambos eran forasteros en un mundo opresivo. “Ambos eran personas heridas de una manera divertida, pero encontraron el amor muy temprano y lo mantuvieron durante mucho tiempo”, comenta la productora Jenno Topping. “Toda la historia de amor me pareció increíblemente conmovedora”.

Para interpretar a Edith, Karukoski le dio el papel a Lily Collins, quien la había impresionado como la anoréxica Ellen en “TO THE BONE”, de Marti Noxon. “Es muy carismática y se conectó con la historia a un nivel muy personal”, comenta Karukoski. “También se parece muchísimo a Edith”. Tanto Karukoski y Collins sintieron que Edith necesitaba más energía de la que existía en el escrito, así que trabajaron de manera ardua para hacerla testaruda e independiente.

Me gustó que tenía insolencia, que era pícara, con ingenio y encanto”, comenta Collins. “Tenía tantas cosas por debajo de la superficie que bullían por salir. Tolkien le permitió hacer eso, expresar un lado de ella que no era muy femenino en aquel entonces. Eso fue muy divertido. Cuando hablamos por primera vez por Skype, Dome la vio de la misma manera y quería hacerla una mujer dinámica”.

La investigación reveló que Edith le había bailado a Tolkien en un espacio abierto de un bosque inglés entre cicutas florecientes, y se cree que esto inspiró al escritor a crear a la elfa doncella Lúthien, quien aparecería de manera prominente a lo largo de su obra. Pero, para Hoult, Edith fue mucho más que una musa fantasiosa.

Creo que ella le dio un cimiento, un soporte”, comenta. “Ella también fue un personaje muy fuerte. Era un poco mayor que él. Se me ocurre que era un poco más perspicaz y madura, y estaba mejor preparada. Creo que le dio un soporte emocional que era muy diferente a lo que él estaba acostumbrado”.

En vez de adherirse a un estilo de actuación estricto y formal, favorecido por los dramas de época, Karukoski animó a Hoult y Collins a que se desinhibieran, ya fuera aventando terrones de azúcar a los sombreros de transeúntes durante sus primeras citas o a que escucharan de manera ilícita óperas de Wagner cuando no tuvieran dinero para pagar un boleto. Si bien la conexión era tangible en el set, ésta fue posible gracias a una química instantánea entre los dos actores. “Juntos emanan una calidez que me encanta observar”, comenta Karukoski.

Si bien había una relación armoniosa fuera de la pantalla, el romance en pantalla entre Tolkien y Edith era asolado por grandes obstáculos. Primero, cuando Tolkien comenzó a rezagarse en sus estudios, su tutor, el padre Morgan (Colm Meaney), le prohibió a su pupilo ver a Edith hasta que ella tuviera 21 años —mientras tanto, ella se comprometió con George Field, el hermano de un amigo. El aspecto prohibido de la relación le dio a TOLKIEN una historia de amor grandilocuente, como las que dominaban la época de oro de Hollywood.

Soy un aficionado de la esfera épica en el cine”, comenta Karukoski. “Una de mis favoritas es “ONCE UPON A TIME IN AMERICA” (“Érase una vez en América”), que es muy aplicable a TOLKIEN. El carácter épico de esta historia, el carácter épico de la historia de amor y la tragedia de esa historia de amor. Cuando hago películas, la escala del filme mencionado es algo a lo que tiendo a apoyarme. Como experiencia cinemática, la historia de Edith y Tolkien es muy imaginativa de muchas maneras. Esa historia, lo que hicieron y crearon, fue escrita para ser filmada”.

Pero, en nuestra historia, justo en el punto en el que una reconciliación entre Tolkien y Edith se veía posible, la historia intervino cuando el escritor fue enviado a Francia al inicio de la Primera Guerra Mundial.

 

TOLKIEN… Y LA GUERRA

TOLKIEN empieza con el escritor en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Tolkien llegó a Somme a principios de julio de 1916. Una vez que su batallón atacó la trinchera Regina, cayó enfermo con fiebre de las trincheras, una condición que lo invalidó para ir a Inglaterra. En el guión de Gleeson y Beresford, las experiencias desgarradoras del aspirante a escritor forman una narración enmarcada que vincula flashbacks de su vida pasada en Birmingham y Oxford.

Tolkien es muy propenso a sufrir fiebre de las trincheras”, explica Hoult. “Está teniendo visiones y su cordura va y viene. Me parece que le va a dar un sentido muy distinto a la película. Estás acostumbrado a la transparencia de la vida de Tolkien en Oxford, y después eres transportado de manera repentina a este campo de batalla lodoso y al caos”.

No obstante, para la representación de TOLKIEN de la Gran Guerra, Dome Karukoski le dio un enfoque totalmente nuevo. “Como crecí en el Reino Unido, ya había visto la Primera Guerra Mundial un millón de veces en programas de historia y dramas brillantes”, comenta el productor Kris Thykier. “Dome no tenía ninguno de esos puntos de referencia. Así que abordó la guerra con una perspectiva fresca con respecto a la forma en la que la estaba rodando”. Con nuestro punto de vista de ese mundo conformado por imágenes en blanco y negro, Karukoski le agregó colores al campo de batalla, el gas mostaza y óxidos de artillería pesada, para crear fugas de petróleo de color amarillo carmesí. El efecto es surrealista, espeluznante y distinto a cualquier presentación de la Primera Guerra Mundial que hayas visto antes.

Las mismas trincheras fueron creadas en seis hectáreas de lodo en el estado de Tatton en Ashley Hall, Manchester. Inspirado en los artistas William Orpen y Paul Nash, el diseñador de producción Grant Montgomery esculpió el paisaje para que se asemejara a un cráter lunar, le añadió árboles quemados de nueve metros de altura y diseñó las trincheras en un gran círculo para hacerlas sentir interminables. El equipo de producción pasó dos semanas rodando en este ambiente riguroso, una prueba que le pasó factura a los actores.
Recuerdo una mañana que me desplomé en un cráter de una bomba, que estaba lleno de esta agua”, comenta Hoult. “Estábamos rodando en Manchester en noviembre o diciembre, y estaba helado. Estábamos rompiendo literalmente el hielo en el agua y sacándolo, para que pudiera correr a él y colapsarme ahí, y, además, quedar tendido para la siguiente escena. Esa mañana estuvo particularmente fría. Sin lugar a duda, sientes que estás haciendo tu trabajo”.

 

TOLKIEN… Y LA ESCRITURA

Además de un sentimiento de que ‘la guerra es el infierno’, Karukoski introdujo una dinámica nueva a los segmentos de la Primera Guerra Mundial. En vez de sólo presentar las secuencias de batalla, añadió un elemento de cruzada bajo el cual Tolkien tiene que encontrar a Geoffrey Smith, uno de sus compañeros de la TCBS, en el fragor de la batalla para entregarle una carta que le ha enviado su madre. Para Karukoski, la escena no sólo evocaba “la esencia de la hermandad que se presenta en una ambiente desquiciado y nacionalista”, sino que también reflejaba lo que él vio como los vínculos y travesías de Tolkien. Entrelazadas con la textura de TOLKIEN hay alusiones a los detalles de su vida real, que Karukoski cree que sirvieron de inspiración para sus mundos de fantasía. Algunos de éstos son sutiles —un cráter que se asemeja a un agujero hobbit, una estatua en un pasillo de escuela que quizás se parezca a cierto hechicero— mientras que otros son más espectaculares. Al usar efectos visuales de vanguardia, Karukoski y su equipo le dan vida a la imaginación del personaje: al sufrir de fiebre de las trincheras, Tolkien comienza a ver dragones emerger de las llamas de las explosiones.
La diferencia entre nosotros y un drama de época normal es la fantasía”, comenta Karukoski. “Estamos explorando la mente de un genio y, de alguna manera, tenemos que mostrar eso de manera visual. He soñado con monstruos y criaturas toda mi vida. Y, repentinamente, tienes estas herramientas que te permiten llevar a estas criaturas a la pantalla grande. Eso ha representado gran parte de la diversión de hacer esta película”.

Al evitar todos esos clichés de películas biográficas de autores en las que ves portadas de libros girando y el bloqueo del escritor frente a la máquina de escribir, TOLKIEN se frena en seco antes de verlo convertirse en una sensación editorial.

Esa es la razón por la cual esta historia es agradable, porque, en esencia, remueves el hecho de lo que hizo a la postre”, comenta Hoult. “Es la historia de un autor joven que encuentra el amor y la amistad, y los pierde, y después la manera en cómo comienza a conferir ese trabajo a sus libros. Fue hermoso tener el tiempo para intentar entenderlo”.

 

 

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