De la pantalla a la pancarta: El rol de la cultura televisiva y cinéfila en las movilizaciones sociales de Chile

 De la pantalla a la pancarta: El rol de la cultura televisiva y cinéfila en las movilizaciones sociales de Chile

Game Of Thrones, Star Wars, Avengers, Los Simpsons, y una gran cantidad de animes se tomaron las calles chilenas para sumarse al descontento por la desigualdad y la injusticia. Los héroes que vimos pelear contra científicos locos, invasores del espacio y tiranos medievales ahora protagonizan las pancartas de un pueblo que ha mostrado creatividad para dar a conocer su mensaje.

Algunos personajes conllevan un discurso o posición política implícita en los relatos en que los conocimos, como V de Vendetta o Thanos. Otros simplemente aluden a la cultura de memes, aprovechando que encarnan mensajes reconocibles para la generación del celular para hacer llegar su mensaje sin necesidad de explicar mucho en la calle. No hace falta descifrar un cartel para entenderlo. Lo ves y lo captas. Los códigos visuales y los referentes de la cultura de masas son universales, lo que los vuelve idóneos para transmitir una idea acorde a la explosión de una ciudadanía que ya no se ampara en un conglomerado político o un dirigente para expresar un descontento. Por ello recurre al lenguaje más fácil con el que todos nos hemos criado.

Una marcha masiva congrega a miles de personas que, por lógica, no se conocen todas entre sí ¿Cómo hacer para que toda esa masa se entienda y comparta el mismo lenguaje, de manera visceral y espontánea, sin recurrir a explicaciones engorrosas y tediosas? Los personajes del cine y la televisión con los que toda una generación se identificó, adormecida frente a una pantalla mientras una clase dirigente se aprovechaba del entretenimiento evasivo de la masa para beneficiarse de un sistema y sus leyes. Por eso, resulta paradójico que de la misma ignorancia y alienación surja una fuerza que recurre a los mismos contenidos con los que el pueblo se distrajo para dar pelea y volver las herramientas del espectáculo en contra de una elite que creyó que tenía el control. Ni Guy Debord pudo imaginar un escenario como este.

Por Felipe Tapia

Créditos por algunas fotos a Pablo Croquevielle

Cine

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