Crítica de cine: “Una buena receta”

 Crítica de cine: “Una buena receta”

Las películas de chefs son un poco como las de profesores o detectives: evocan tópicos parecidos, sus protagonistas suelen ser viejos conocidos y hay un modelo del que se nutre cada producción. Al igual que “Chefcito” de Ratatouille, el protagonista de “Comme un Chef” o el de “Politiki Kouzina”, el personaje principal de este filme, Adam Jones, es un amante y loco de la cocina, obsesivo y perfeccionista hasta el cansancio, lo que lo convierte en un paria, un genio incomprendido del arte culinario, pues nadie presta tanta atención a detalles perfeccionistas. De la misma manera, los otros tópicos están presentes: el chef rival que también tiene un restaurante, los críticos como los antagonistas principales (De la misma forma en que los antagonistas de las películas de profesores suelen ser los directores), etc.

“Burnt” va un poco más allá y aprovecha esta moda de chefs mal genio, ofensivos y desagradables tipo YannYvin o Gordon Ramsay, que en su obsesión llegan a ofender a sus subordinados y no tolerar el menor error, como si los genios tipo Charles Chaplin puedan darse ese lujo. Adam, interpretado por Bradley Cooper, tiene también algo de “Doctor House”: su genialidad le hace indispensable, se comporta como una estrellita, y sus amigos deben aguantarle todas sus patudeces y extravagancias solo porque saben que él es un genio, y él también se sabe genio.

Con un pasado problemático que involucra drogas y tratos con mafiosos, Adam reclutará a un grupo de chefs talentosos, en una maniobra que él describe como “Los Siete Samurais” de Akira Kurosawa.

La película es livianita y funciona salvo por un detalle: la caricatura en algunas ocasiones es demasiado exagerada. Cuando uno ve “Doctor House”, entiende por qué todos aceptan que House sea así: a fin de cuentas, está salvando vidas, así que si trata mal a uno de su equipo o se manda una embarrada gigantesca, se le perdona, porque él salva vidas. En este caso, la razón de que todos le perdonen a Adam sus idioteces y salidas de madre es básicamente porque cocina rico ¿Se justifica? Yo creo que no. Sus subordinados son insultados y humillados y a estos parece no importarle y lo perdonan rápidamente, cosa que a mi juicio afectan el pacto de verosimilitud entre autor y espectador.

Otro ejemplo que lo grafica bien: Adam Jones es algo así como el profesor de “Whiplash”, pero de cocina: Tortura psicológicamente a los cocineros que cometen un error, y para trabajar con él debes de tener una voluntad de hierro y muchos cojones y capacidad para superar la frustración. Pero por algún motivo, el profesor de “Whiplash” tenía una pasión que uno entendía: Uno reconoce a alguien que ama la música al punto de dejarlo todo por ella. Pero cuando uno ve acá a un Bradley Cooper nihilista, que estuvo mucho tiempo en rehabilitación, que abandonó sus sueños por su personalidad destructiva y adicción a las drogas, el personaje se vuelve poco convincente, y su pasión es algo que cuesta creer.

A pesar de este detalle, “Burnt” o “Una Buena Receta” como se llama en Chile, es una película livianita, entretenida y bien contada, que se puede disfrutar sin problemas, sobre todo por aquellos que amen la buena cocina.

Por Felipe Tapia, un semental con un corazón de oro y cojones bien puestos.

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