Crítica de cine: “Rogue one: Una historia de Star Wars”

 Crítica de cine: “Rogue one: Una historia de Star Wars”

Como para muchos, esta película tiene una carga emocional para mí: desde niña, escuché a mi madre hablar más de Obi Wan Kenobi que de Jesús, de la Fuerza más que de la fe, siempre supe quién era el padre de Luke y llevaba mi colación al jardín en una lonchera original de los Ewoks, cuando Chile apenas estaba invadido por el merchandising gringo.

Digo esto, porque este comentario saldrá directamente desde mi corazón rebelde y, probablemente, me culpen por ser poco objetiva.

Esta es la  historia: Jyn Erso, hija del infame creador de la Estrella de la Muerte, el arma más poderosa en la historia del Imperio, lidera a un grupo de Rebeldes que buscan conseguir los planos del diseño, para poder destruirla y acabar con el reinado maligno del Emperador Palpatine. Como muchos han de saber, esta historia se menciona en las primeras líneas de “Star Wars: Una nueva esperanza”, cuando aún ni siquiera ha aparecido la primera nave imperial (O Destructor Imperial, para los mateos). Y es impresionante cómo de esas tres líneas, salió esta historia tan, pero tan maravillosa.

Los personajes son la raja: creo que Jyn Erso ha venido a reivindicar la figura femenina en el universo de “Star Wars”. Yo sé que Leia era comandante y una bastante ruda, pero siempre fue una princesa en peligro y más “parte del equipo” que la heroína de la historia. Tampoco Rey cumple tanto con el rol de heroína; para mí, no tiene mucho brillo, porque todo se le da fácil… pero no es el momento de hablar de “El despertar de la Fuerza”. Como decía, Jyn Erso tiene todo para entrar en la corta lista de mujeres empoderadas en la historia del cine: es ella quien lleva la acción. Es por y gracias a ella que existe la historia de “Rogue One” y que, todos sabemos, es el punto de inicio de la batalla de los Rebeldes contra el Imperio. Si no hubiera existido Jyn Erso en el universo de Star Wars, nada de lo que pasa en la trilogía que tanto queremos hubiera sido posible. Los acompañantes de Jyn no se quedan atrás: todos y cada uno de los personajes son adorables, queribles; es fácil empatizar con ellos y comprender por qué están en esta lucha que parece imposible. Mención especial a Cassian Andor, porque, independiente de que me gusta mucho Diego Luna, es un personaje que logró quedarse en mi corazón para siempre. Otra mención especial al Androide K-2SO, porque, al contrario de los otros androides que aparecen en la saga, este tiene una actitud, no es divertido y si logran vender su figura de acción, no es porque alguien lo encuentre tierno (como pasó con BB8, que, ya, tiene onda, pero no es un aporte real a la historia, como R2-D2).

El mundo es todo lo que puedan esperar. Es idéntico a la Saga original y me parece importante mencionarlo, porque todos sabemos que a Lucas se le olvidó que la saga de las precuelas pasaron ANTES y puso una tecnología muchísimo más avanzada que la que conocíamos. Un error de… ¿principiante? No sé cómo calificarlo. Acá no pasa eso y fue hermoso ver los mecanismos para abrir las puertas, las naves, los trajes y todo lo que construyó ese universo que todavía nos tiene atrapados.

Es poco lo que les puedo decir sin spoilers, y la película merece ir sin saber mucho. Pero creo que es, sin exagerar, una de las mejores películas de “Star Wars”, incluyendo a las originales. Ya les conté de los personajes, que son impresionantes, tiene unas escenas de acción que te dejan con los nervios de punta y todas las emociones a flor de piel, porque, pese a que se sabe cómo termina la misión, es imposible no estar pegado en el asiento, preguntándote cómo lo lograrán, porque se nota mucho que esta película fue hecha con más amor por la saga que por el dinero (aunque, está claro, ganará muchísima, muchísima plata). Vale la pena todo el rato verla en IMAX, pero es tan buena, que yo creo que se disfruta igual en las salas “normales”. Porque, en realidad, no importa cómo o con quién la veas, “Rogue one” está hecha para quedarse en tu corazón para siempre.

Que la fuerza los acompañe.

Gaby Potter.

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