Crítica de cine: “Nace una estrella”

 Crítica de cine: “Nace una estrella”

Lo primero que hay que advertir sobre “Nace Una Estrella” es que te partirá el corazón en dos; si vienes saliendo de un quiebre amoroso o la pérdida de un ser querido no es una película apta para ti, si no quieres terminar encerrado o encerrada en el baño del cine llorando…a mares.

La película protagonizada por Lady Gaga y el actor Bradley Cooper logra conquistar de una manera sencilla y delicada la atención del espectador principalmente por el talento de ambos protagonistas, a quienes la interpretación les sale casi de manera natural. El paso fluido entre la actuación y el canto hacen que nada parezca forzado y todo fluya, incluso el amor y el dolor. En este sentido y debo reconocer que por primera vez una actuación de Bradley Cooper me conmueve tanto, y es que su personaje y su interpretación para mi termina siendo una de las cosas más potentes de esta cinta. Esto,  sin dejar de mencionar que la cinta fue dirigida por él mismo lo que implica un triple mérito, ya que consigue el resultado esperado en las tres esferas artísticas que se propone.

Esta cinta es la tercera adaptación cinematográfica de “A Star Is Born” (1937), que fue dirigida por William A. Wellman. Si bien en un inicio el director que encabezaría este proyecto sería Clint Eastwood y protagonizada por Beyoncé, tras inconvenientes de tiempo y producción la película se retrasó poniendo a la cabeza del proyecto a Bradley Cooper quien debuta como director en esta cinta siendo él quien decide convencer a Lady Gaga para el rol femenino, lo que evidentemente fue un acierto. Cooper confió en la capacidad musical e interpretativa de Gaga tras su participación en American Horror Story: HotelThe Hunting Ground un documental que la hizo ganadora de un globo de oro y una nominación a los Oscar. Es esta dupla la que consigue que un guion que lejos de ser novedoso o rupturista, cumpla con todo lo que debe tener una buena película e historia de amor.

El argumento es sencillo: un famoso músico de country, Jackson Maine (Cooper), descubre el talento de una chica que canta en bares y la vuelve famosa tras conocerla y enamorarse de ella. La transformación de Ally (Lady Gaga) en un producto comercial tensiona su amor con Jackson, lo que sumado a todos los altos y bajos de la industria musical catalizan una serie de situaciones que ponen en juego el amor de esta pareja. La historia es tan común y típica que incluso los fanáticos de Gaga podrán reconocer que mucho del guion está inspirado en las vivencias de la artista pop, por lo que la cercanía con el espectador se vuelve casi inevitable, lo que sucede es que no se puede decir qué es parte del guión y qué es parte de la realidad ya que traspasan los limites del la realidad y ficción constantemente.

La mezcla creativa de ambos talentos condicionaron tanto la forma del rodaje que las escenas musicales de conciertos fueron grabadas en vivo – a petición de Lady Gaga- para intensificar y resaltar el sentimiento y poder interpretativo de ambos artistas lo que queda evidentemente reflejado en la cinta. Esto le da una dimensión emotiva a la historia que hace ver una transparencia en las actuaciones y cantos que te hacen conectar con la fibra sensible y la idea del amor verdadero. Un amor sublime e incondicional que en estos tiempos se vuelve una idea tan lejana e ideal que es inevitable no conmoverse con este concepto de romanticismo en tiempos de tanto egoísmo.

Finalmente queda decir que es una película para disfrutar por su sencillez y vocación artística, que busca de manera sutil en diálogos bellos, situaciones dramáticamente reales y comunes retomar la idea del amor como algo sublime por el que se debe estar dispuesto a trascender.

Por Camila Agulera.

En Twitter e Instagram: @Acitanul

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