Crítica de cine: “Los 33” Drama versión Hollywood

 Crítica de cine: “Los 33” Drama versión Hollywood

La historia de los 33 mineros de Atacama, como hechos reales, es una epopeya. En 2010 los mineros quedaron enterrados vivos a su suerte por el colapso de una mina obsoleta, sin posibilidades de que los encontraran, dependiendo de la atención de personas en la superficie, también atrapadas en discusiones sobre negligencias y voluntad política para sacarlos vivos o muertos. Finalmente, los 33 fueron bendecidos con una de las cooperativas internacionales de rescate más grandes de la humanidad. Ese es el espíritu de esta historia, el cual no solo cambió la mirada de una nación en si misma, sino que conmovió por un instante al mundo entero.

El falsear trozos históricos o hechos de la vida real con el fin de generar situaciones dramáticas es pan de cada día. A veces el resultado es tan invisible para muchos ajenos culturalmente a la historia, que no afectan el aprecio por su narrativa o la progresión dramática. Si pensamos en “El último rey de Escocia”, “Las torres gemelas” o “Apolo 13”, nuestro subjetivo recelo ante el resultado es mínimo y no da lugar a dudas sobre la veracidad de lo que se muestra. Sin embargo, podemos estar seguros que más de alguno de los involucrados al contexto de cualquiera de las historias mencionadas levantará una ceja o fruncirá el ceño pensando “¿qué pasó aquí?”. Bueno, ahora nos toca a nosotros juzgar si “Hollywood” sufrió un caso de “Hollyweird”.

Surge entonces toda una teoría de justificación ante cada reparo, como por ejemplo el más evidente: “¿Por qué está en inglés?”. La respuesta es porque se busca una audiencia internacional. “Ok, pero ¿por qué ese tipo de inglés?”. Es decir, desde una perspectiva nacionalista chilena (chovinista si se quiere) siempre surgirá un reparo tras reparo, por lo tanto destacar las bondades o criticar las deficiencias de esta producción, deberá ser siempre desde el punto de vista del ser humano sin bandera.

El guión de “Los 33” estuvo a cargo de cuatro escritores, basado en el libro “Deep Down Dark: The Untold Stories of 33 Men Buried in a Chilean Mine and the miracle that Set Them Free” del periodista ganador del Pullitzer Héctor Tobar.

En “Los 33” las historias de los mineros son enfocadas en líneas argumentales que involucran la relación de dos o más personajes, desde ambos lados de la lucha. De ese modo, por el lado de los mineros, destacan la historia de Mario Sepúlveda (Antonio Banderas) con su esposa Katy (Kate del Castillo) y la relación de Mario como líder natural con sus compañeros; la de Luis Urzúa (Lou Diamond Phillips) y su condición de puente entre la empresa y los mineros; la historia de Alex Vega (Mario Casas) y su embarazada esposa Jessica (Cote de Pablo); la historia de un alcoholizado Darío Segovia (Juan Pablo Raba) y la separación con su hermana María (Juliette Binoche). Por el otro lado, la historia de Laurence Golborne (Rodrigo Santoro) con los familiares desesperados, con el presidente Piñera (Bob Gunton) y con el ingeniero rescatista Sougarret (Gabriel Byrne).

El resto de las historias como el “Campamento Esperanza”, Yonni Barrios con su mujer y amante,  el minero a punto de jubilar, el minero boliviano, la cápsula fénix, plan A, plan B, plan C, la prensa internacional, Farkas regalando plata, son mostradas como viñetas o clips contextualizados en la macro estructura narrativa dominante en el universo principal que es el fondo de la mina.

Ya que esta película se concentra en la perspectiva humana de los principales involucrados, conceptos presentes en los eventos reales como la negligencia minera, el aprovechamiento mediático y político, el valor técnico-científico, destacados por su importancia posterior, son parcialmente ignorados en el filme, lo que da libertad de acción a los realizadores en cuanto al manejo de los personajes, pero resta al peso documental que se espera de una realización de 40 millones de dólares, basado en hechos muy bien conocidos, pues fueron transmitidos al mundo entero.

Y es que el tema de la transmisión de los hechos reales no es menor. Por ejemplo, en el caso del drama de los uruguayos que se estrellaron en Los Andes, el relato oral, televisivo y radial estimó la importancia del arriero Sergio Catalán en el rescate de los rugbistas. Sin embargo, en la película “¡Viven!” de Frank Marshall, el protagonismo del rescatista fue desestimado, pues el quid era que los rugbistas “se rescataron solos”.

Lo mismo, tristemente, ocurrió en “Los 33”, donde la valentía de Manuel González, el primer rescatista que se atrevió a bajar y fue el primer ser humano que vio directamente a los 33 con vida y que más encima fue el último en salir y “apagar la luz”, fue ignorado por completo “para darle protagonismo con fines dramáticos a los mineros”. Esto, en la era de la información, puede llegar a resultar incomprensible, pues todo el mundo sabe que los mineros “no se rescataron solos”.

En “Los 33”, la historia es contada a trazo grueso, con valor de producción, pero con un ritmo impreciso. Da la sensación de que faltó media hora de metraje que permitiera ajustar ciertos detalles. Se ha dicho que “Los 33” equivale a dos películas, la de los mineros atrapados y la de las familias esperando, pero hay una tercera y es la de los mineros y el mundo entero esperando el rescate. Esa última es la menos desarrollada y es probablemente la que hubiéramos esperado que quedara mejor. No se ve la ingeniería del rescate. Las palomas, los ultrasonidos, los detalles técnicos de comunicación son puestos en escena como decorado o explicados a modo de elipsis lo que deja gusto a poco. Poca “ciencia” y mucho “Don Francisco”.

Lo que sí es innegable es el talento actoral de esta película. Todos funcionan. No todos son bien aprovechados. Paulina García como la asistente de Piñera, Alejandro Goic como el minero Lobos o Cristian Campos como el ingeniero asistente de Sougarret, son ejemplos de actorazos chilenos reducidos a figurantes. Adriana Barraza, la mexicana nominada al Oscar por “Babel”, tiene menos líneas de diálogo que el mencionado Don Francisco. De cualquier forma era de esperarse. Aún así, no hay duda de que quienes sostienen el relato de esta película son Antonio Banderas, Lou Diamond Phillips, Juliette Binoche y Rodrigo Santoro. Banderas es todo lo que esperábamos de una representación del mediático minero “super mario”, líder carismático protagonista que mueve la historia. Binoche da una clase de actuación: A los treinta segundos uno ya no ve a la protagonista de “Blue” sino a una mujer nortina esforzada vendiendo empanadas para subsistir. Santoro, por su parte, no imita a Golborne porque no puede (el material no da), pero da lo mejor de si como una persona ordinaria obligada a coordinar fuerzas en varios frentes. Finalmente Lou Diamond Phillips es quien, a mi gusto, aprovecha su tiempo en cámara al máximo, al interpretar al responsable de llevar a los mineros a sus propias tumbas y luego transigir como uno más ante lo inevitable.

No estoy cien por ciento seguro de si el espíritu épico de la realidad es el espíritu que muestra esta película. Lo que si queda claro es que el desafío de la producción y de la realizadora Patricia Riggen era captar la dimensión humana, es decir la perspectiva de las víctimas y sus principales actores en el contexto del desastre de la mina San José. Y lo consiguieron. “Los 33” es una película que funciona y logra emocionar y está pensada para un público internacional. Pero también es una película que puede confundir, al menos para parte del público chileno. Pero ese inconveniente se debe principalmente al fenómeno que se produce cuando la maquinaria Hollywood se involucra con historias que arraigan el núcleo de un pueblo, en este caso, el chileno.

 

© Hugo Díaz

En twitter: @Elhugo

Related post

6 Comments

  • Que gran análisis. Se agradece cuando alguien de verdad comenta una película desde distintos puntos de vista. Según lo que cuentas pasa además lo que se temía, y es que será raro ver algo que ocurrió en Chile hecho con desde una mirada extranjera, porque nosotros tenemos una forma de hablar y de sufrir muy particular. De todas formas parece que hay que verla.

  • Nadie puede desconocer que Hollywood se arroga hace rato el derecho de reescribir la historia a su pinta, poniendo los acentos donde ellos lo estiman conveniente. Sin embargo el que THE 33 sea un producto de Hollywood no exime de la responsabilidad que tienen los guionistas respecto de “contar historia” sobre todo cuando esta es verídica y ocurrió hace tan poco tiempo (estamos todos los testigos vivos), en lugar de ejecutar una caricatura.
    Patricia Riggen se caracteriza por destacar la lucha de clases y en este caso desperdicia una oportunidad de desmarcarse de este aspecto que por cierto le resta credibilidad. Mostrar una minería chilena miserable y explotadora más cercana a la extracción de diamantes en África que a la industria de nivel mundial que en realidad es, no solo es inexacto sino que no aporta al argumento y termina resultando en una solución simplista para exacerbar -insisto- hasta la caricatura la mencionada lucha de clases.
    El desafío técnico, el poder del espíritu humano, la suma de voluntades y la batalla de los poderes eran ingredientes en la historia real mucho antes siquiera que se escribiera el libro, y era tan fácil como tomarlos e iluminarlos con las luces adecuadas para haber logrado una verdadera obra de arte. En cambio, los realizadores optaron por el camino fácil de “buenos y malos”, “bandidos y vaqueros”, “dictadores y oprimidos”.
    Nadie pretende que una película como esta tenga que ser un documental, pero irrita cuan cerca del comic tienen que llegar los temas latinoamericanos para ser atractivos a los mercados del primer mundo.

  • Es una pésima critica. La película es malísima desde cualquier punto de vista.
    Los 33 tenía un gran desafío por delante. Un país esperando que una gran historia fuera contada. La historia fue contada y a lo grande, con el mayor despliegue farandulero visto en suelo criollo. Y también con una producción apabullante de parte de fox. Se puede poner en perspectiva la crítica al film desde el público al que trata de abordar, o si este fue un reconocimiento a los 33. De cualquier forma es una súper producción, pero no es una gran película. En absoluto. Los conflictos se diluyen como arena entre las manos, los personajes poco profundos no producen cercanía con el espectador. En suma una serie de hechos plantados en un guión lineal. Lamentable que el film pretencioso desde el comienzo no toque la fibra criolla mas que con una pincelada de buena factura fotográfica y buenos efectos especiales, mas lamentable es que el dolor y sufrimiento por el que pasaron los 33 siga bajo tierra y en su memoria.

  • la pelicula es exelente resumida de la mejor manera me hubiera gustado ver menos a don francisco pero son detalles , ciertas variaciones normales para una pelicula que va a ser internacional para mi gusto es mucho mejor de lo que esperaba.

  • De 4 a 5, un 3

  • Me encantaria ir a verla y se agradece la critica para poder formanse una idea de lo que es al momento de ir a verla C:

Deja una respuesta

Su dirección de correo no se hará público.