Crítica de cine: “Il Siciliano”

 Crítica de cine: “Il Siciliano”

Juan Carlos Avatte fue el rey, amo y señor del negocio de las pelucas en Chile. “Pelucas Avatte” lo debe haber oído alguna vez, sobre todo por la publicidad que tenía al final de muchos programas de televisión en las décadas de los 80 y 90.

“Il Siciliano” muestra los últimos meses de vida del señor Avatte. No sé a ciencia cierta si esa era la intención de los directores José Luis Sepúlveda, Carolina Adriazola y Claudio Pizarro, o sólo fue el ¿macabro? destino… pero la cámara estaba ahí para filmar su borrachera, sus cigarrillos, sus últimas pelucas y su último suspiro.

El documental es brutal, crudo, seco. No hace el menor esfuerzo por hacer un montaje acorde a la luz imperante o a la dirección de personajes. Quizás la mayor virtud es esa, esmerarse en mostrar la realidad existente en la cotidianidad del personaje, como vive, quienes lo rodean, qué hace, qué personas son de su confianza y quienes al pasar. La mano de Sepúlveda se nota en lo realizado anteriormente en “El Pejesapo” (2007), poniendo la cámara en donde más le acomoda, que no necesariamente significa el mejor ángulo para el espectador.

“Il Siciliano” es existencialista y no persigue ningún fin más que el mostrar como vivió Avatte. La mayoría del tiempo son las mujeres las que se roban la pantalla, porque justamente son ellas las que llenan los minutos tanto del metraje como del protagonista. La historia comienza con un show a beneficio de niños con cáncer que usan pelucas Avatte; acto generoso y totalmente destacable dentro de la vida de Juan Carlos, pero también de dudoso tino por el nivel de “artistas” invitados para la ocasión. Y esa será la constante del documental; mostrar estos personajes que vivían día y noche con el protagonista, por ejemplo, en los años setenta, cuando llegaron las primera vedettes francesas a nuestro país, fue Avatte quien las proveyó de pestañas y pelucas postizas, desde las más famosas hasta las no tanto, desde políticos a artistas, todos recurrían a nuestro protagonista para tener y lucir lo más chic en look, lo que le valió codearse con lo más graneado de la época, respeto que ganó y logró posicionar durante toda su vida.

Este documental no recurre a estilos cinematográficos comunes, ni a montajes, ni menos a dirección de personajes, posee un estilo crudo, en el cual la cámara existe para mostrar el pasar de un protagonista que está llegando, sin saberlo, a su ocaso.

Por ©Daniel Bernal

En Twitter: @DanielBernalY

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