Crítica de cine: “Cobain: Montage of heck”

 Crítica de cine: “Cobain: Montage of heck”

El esperado documental sobre la vida de Kurt Cobain sorprende y emociona por partes iguales. Anunciado hace varios meses,  su principal novedad sería la presencia de los familiares más cercanos, incluyendo  a su ex mujer, la polémica  Courtney Love e incluso su hija, Francis. Además prometía la presencia de archivos inéditos e íntimos del cantante. Sin embargo, al ver el documental  la idea de que se trata de una biopic convencional, resulta totalmente errada.

Aquí la suma de las partes es mucho más que el todo. Efectivamente están las entrevistas y los archivos, pero la forma en que el realizador Brett Morgen despliega esos materiales subvierte toda expectativa y  crea una pieza única y original. No se trata de una biografía, sino de presentar  un estado de ánimo. Su apuesta es situarnos en el cerebro de Kurt Cobain, con lo arriesgado y delirante que eso puede ser. El montaje en este sentido es tan esencial que constituye el corazón de la película, al construir un relato difuso, excesivo, pero al mismo tiempo hipnótico y cautivante.

Al comienzo escuchamos a la madre, vemos las fotos familiares. La vida de Kurt antes de ser una estrella de rock. Un niño tímido y bien portado, que se convertirá en un torbellino musical. Pero a poco andar aparecen animaciones,  extractos de los cuadernos, de sus primeras composiciones, aparece la música, la rabia, el desencanto.

“Cobain: Montage of heck” es una mirada profunda a las fortalezas y debilidades del cantante, todo a través de animaciones, entrevistas, y videos caseros nunca vistos. En este documental somos testigos del éxito y devoción de sus fans, así como el vértigo que produce la fama. Vemos lo bueno, lo malo y sobre todo lo incómodo.

En este sentido, una buena parte del metraje se dedica a su relación con Courtney Love.  El ver videos caseros de la pareja ayuda bastante a desmitificar la figura de Love, señalada innumerables veces como la causante de la crisis del artista. Al observar los registros caseros  se comprueba que compartían una conexión indesmentible, una suerte de  electricidad que traspasa la pantalla.

Los vemos en su casa  jugando con su hija, comiendo, haciendo chistes, borrachos, o acostados antes de dormir. De estos momentos emerge la magia del film, lo realmente íntimo, conmovedor y sorprendente. Una escena en particular que queda en la retina,  muestra como Love le corta el pelo a la pequeña Francis mientras Kurt la tiene en brazos. Allí se ve a Cobain  ausente, vacío, fantasmal. Un pequeño adelanto de lo que será su partida cuando tenía solo 27 años.

La aproximación  de Morgen es construir capas, conexiones sorprendentes. Tal como la música de Nirvana, el documental abre múltiples reflexiones. Aunque quizás se alarga más de lo necesario y resulta en algún punto repetitivo, el retrato compuesto por el realizador es soberbio. Seguramente el trabajo  más  emotivo y personal que se ha hecho del cantante.  Además  un logró estilístico completo.

© Por Aldo Vidal

En Twitter: @aldusvidal

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