Crítica de cine: “Cafe Society”

 Crítica de cine: “Cafe Society”

Estábamos acostumbrados a que las películas de Woody Allen tuviesen el sello de contar como actor principal al anteojudo, pero al igual que Elton John en sus videoclips, cada vez más sus nuevos trabajos pierden la autorreferencia y la aparición del director actor. “Café Society” es una de las pruebas de que Woody ha decidido hacerse a un lado y dejar sus historias en manos de talentos jóvenes. Lo hemos visto en “Blue Jasmine”, por ejemplo, con muy buenos resultados.

Ambientada en el Hollywood de los años 30, la historia no es nada fuera de lo común ni busca reinventar el drama. Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg) es un joven con toda la vida por delante que ha decidido salir a buscar su suerte. Para ello acudirá a su tío, esperando que el poder e influencias de este le sirvan como trampolín. Lo que Bobby no esperaba era enamorarse de la secretaria de su tío (Interpretado por Steve Carrell), que lo llevará a madurar rápidamente y aprender lecciones de amor, dolor, compromiso y pasión que no esperaba.

La película, pese a no contar con la actuación de Woody Allen, muestra todo el tiempo su sello indiscutible: un análisis descarnado y apasionado del animal humano, pero sazonado con intelecto y sobriedad, al mismo tiempo que con ironía. La época también demuestra una aproximación nostálgica por la edad dorada del cine, cuando Hollywood era algo más que una fábrica de salchichas, y por consiguiente el espíritu de la película busca acoplarse a esa tónica (Más allá de las ropas y los escenarios), lo que logra solo en ciertos momentos de la historia.

Las ambientaciones, la fotografía y el trabajo de dirección son impecables, y la historia se cuenta por medio de diálogos humanos y profundos pero sencillos, lo que puede desencajar en un cine actual cuyo sello suele ser tenernos siempre arriba de la montaña rusa. Sí, puede pecar a veces de snobismo e intelectualoidismo, pero ¿Qué esperaban? Es una cinta de Woody Allen, quien nos demuestra que no necesita estar ahí para estar ahí.

Es posible que los detractores del director no se encuentren a gusto con esta película, y que a algunos les incomode el tono de una historia sobre amor que se aborda la mayor parte del tiempo desde el intelecto, pero a los fans de Woody Allen probablemente les agradará contemplar su nuevo trabajo. Aunque hay que decir que no forma parte de las mejor películas de este, y que se encuentra en la media tirada para abajito, pero tratándose de Woody, sigue siendo un producto de calidad, y si se compara con la mayoría de la producción hollywoodense, es de lo mejorcito que hay para ver. Puchas, ya me puse snob e intelectualoide, pero yo soy un tipo holístico: Woody Allen, Miyazaki, Tarkovsky y Pixar conviven armónicamente en mí.

Así que si te gusta el trabajo de este autor o eres fan de las historias de amor en las que te identificas con el perdedor (Como moi), “Café Society” es una película que vale la pena ver.

Por Felipe Tapia, el crítico cuyos movimientos están fríamente calculados

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